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Empieza el juicio "Agusta-Dassault", que sienta en el banquillo al socialismo belga

El juicio del siglo en Bélgica se abrió ayer con mil carreras y empujones entre fotógrafos y cámaras de televisión, pero con la más absoluta indiferencia popular. Quizá hastiados después de meses de sobredosis informativas, quizá definitivamente víctimas del escepticismo ante la justicia y la clase política, los belgas hicieron ayer el vacío a la primera sesión del juicio del caso Agusta-Dassault, que pone en el banquillo al socialismo local (lo mismo francófono que flamenco). Las abundantes barreras para ordenar el acceso del público a la sala principal del Palacio de Justicia de Bruselas apenas fueron recorridas por un puñado de curiosos y algunos familiares de los encausados.El fuste de éstos justifica el interés mediático. Entre los 12 acusados que comparecen ante el Tribunal Supremo, figura Willy Claes, ex secretario general de la OTAN y antiguo ministro de Economía y de Asuntos Exteriores del Gobierno belga. Junto a él hay otras figuras de altura en la política belga, como el antiguo hombre fuerte de los socialistas francófonos y también ex ministro, Guy Spitaels. O el ex ministro de Defensa Guy Coëme. No faltan invitados extranjeros en el banquillo, como el francés Serge Dassault, patrón de la gran empresa aeronáutica que lleva su nombre. Pero sí el italiano Raffaelo Teti, presidente de Agusta cuando ocurrieron los hechos, que falleció el 22 de agosto pasado en Roma tras un ataque al corazón.

El caso Agusta-Dassault es un proceso que pone en el banquillo no sólo a 12 notables, sino también a los partidos socialistas flamenco y francófono, acusados de aprobar la compra de 46 helicópteros Agusta y la concesión a Dassault de las contratas de mantenimiento de los aviones F-16 de la Fuerza Aérea belga a cambio de comisiones que iban destinadas a financiar de forma ilegal a estas formaciones políticas.

Es, también, un proceso a los sistemas de financiación de los partidos políticos en general y quizá permita averiguar algo más sobre el asesinato nunca esclarecido de André Cools, el político que controló todos los resortes del Partido Socialista francófono en los años ochenta.

La muerte de Cools, tiroteado en la mañana del 18 de julio de 1991, destapó el caso Agusta porque en un principio los jueces siguieron la pista de que había sido asesinado por una batalla interna de los socialistas para captar para sus dominios comisiones ilegales.

La pista fue abandonada en la investigación del asesinato, pero acabó destapando en 1993 las irregularidades cometidas en 1988 en la adjudicación de los contratos a Agusta y Dassault. En aquella época, Willy Claes era ministro de Economía, y Guy Coëme, de Defensa.

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