Un impulsor y provocador de las artes escénicas
Adolfo Marsillach empezó en el teatro a los 17 años, como actor en la compañía de Alejandro Ulloa y poco después como actor de cine en Marionna Rebull, de José Luis Sáenz de Heredia. Fueron los primeros pasos de una carrera que lo llevó a ejercer de gran impulsor de las artes escénicas. Marsillach ha sido director del Teatro Español de Madrid, fundador del Centro Dramático Nacional en 1978 y creador de la Compañía Nacional de Teatro Clásico en 1985, donde permaneció hasta 1989, para asumir la dirección del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, del Ministerio de Cultura. Dimitió del cargo en noviembre de 1990 y en enero de 1992 volvió a asumir la dirección de la Compañía de Teatro Clásico. Como escritor ha publicado el ensayo Carta abierta a un amigo frecuentemente disgustado por los tiempos que nos ha tocado vivir, la novela Se vende ático, que ganó el premio Espasa de Humor en 1995 y la obra teatral Yo me bajo en la próxima....¿y usted? Entre sus montajes dramáticos destacan Marat Sade, de Peter Weis; Águila de blasón, de Valle Inclán; Tartufo, de Molière, y El malentendido, de Albert Camus. En 1993 dirigió la ópera Carmen, estrenada en el Gran Teatro de Ginebra. Su última dirección escénica ha sido el ballet La Celestina para el Teatro Real de Madrid.
En televisión realizó los programas Silencio...se rueda; Silencio...vivimos; Fernández Punto y Coma; Habitación 508; La señora García se confiesa y Silencio... estrenamos.
Marsillach ha recibido numerosos galardones, como el Premio Nacional de Teatro, la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, el premio de interpretación del festival de Cine de San Sebastián, el Maite de Teatro y el de la Asociación de Directores de escena, entre otros.
Babelia
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