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Adolfo Marsillach gana el Premio Comillas por sus memorias de un hombre de teatro

"Tan lejos, tan cerca (Mi vida)" recoge las experiencias vitales y profesionales del dramaturgo

Adolfo Marsillach (Barcelona, 1928) es una de las figuras clave del teatro español de este siglo. Con más de cincuenta años de trayectoria profesional, ha desarrollado una intensa actividad como actor, director y autor de teatro y cine. Un ejercicio arduo y no exento de momentos difíciles y polémicos que el dramaturgo ha querido reflejar en su autobiografía Tan lejos, tan cerca (Mi vida), que ayer obtuvo el XI Premio Comillas de biografía, autobiografía y memorias, convocado por la editorial Tusquets. "No me he inhibido en contar nada", dice el autor, "pero tampoco soy vengativo".

Hay un paisaje que ha cobrado nitidez en la memoria de Adolfo Marsillach y otro en el que nunca se despejarán las nubes. "La zona de los recuerdos que mayor placer me ha producido escribir es la de mi infancia y juventud", dijo ayer el dramaturgo.La zona más oscura es la que pone fin a este relato de su vida, y es su turbulenta salida de la Compañía Nacional de Teatro Clásico en 1996. Un punto final que fue, a la vez, el punto de inflexión que lo impulsó a escribir esta autobiografía. "Fue entonces cuando me planteé escribir mis memorias. Ese episodio me hizo reflexionar mucho sobre mi vida, y eso coincidió con que iba a cumplir setenta años, la edad justa en la que se ha vivido lo suficiente como para mirar hacia atrás y todavía no se es demasiado viejo como para no poder hacerlo".

Honestidad e ironía

Tan lejos, tan cerca ha sido considerada por el jurado del Premio Comillas -presidido por Javier Pradera e integrado por Mario Vargas Llosa, Javier Tusell, Gonzalo Orgaz, José María Guelbenzu y Antonio López Lamadrid- como una "crónica apasionada y certera contada por un protagonista de excepción no sólo y sobre todo del teatro español, sino también del cine y la televisión, de los años del franquismo, la transición y el Estado democrático". Los miembros del jurado destacaron también "la honestidad e ironía implacables" del autor. El premio está dotado con dos millones de pesetas y el libro verá la luz en noviembre."Hay momentos de confusión entre la persona y el personaje", reconoce Marsillach, "es algo natural entre los que vivimos el fenómeno caótico del teatro. Y es también un ejercicio arriesgado. ¿Quién soy yo? ¿El que yo creo, el que reflejan los medios, el que ven los espectadores? Este libro me ha servido para aclararme a mí mismo todo esto". Lo más difícil fue, según Marsillach, explicar su postura política. "Soy un niño de la guerra, producto de la larga dictadura franquista. Me costó tomar conciencia de ello y alcanzar una postura política crítica. Es un asunto sobre el que no tengo ninguna certeza, sólo las convicciones mínimas para sostenerme".

Estas memorias de un hombre de teatro, de un hombre que ha creado y vivido a distintos personajes, lo han enfrentado además con una especie de puesta en escena de su propia vida. "Ha sido una experiencia excepcional la de adentrarme con el personaje más fascinante: el que es uno ante sí mismo".

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