El 'medicamentazo' se estrena el martes en medio de un gasto farmacéutico disparado
El incremento de la factura hasta julio rebasa con creces el ahorro previsto para este año
La exclusión de 834 fármacos de las listas de la sanidad pública -el medicamentazo del Partido Popular- entrará en vigor pasado mañana, en medio de un nuevo desbocamiento del gasto farmacéutico público que ya ha compensado con creces el ahorro previsto por la medida del Gobierno para 1998. El Ministerio de Sanidad pensaba economizar este año 16.000 millones con el medicamentazo, pero ya entre enero y julio la factura de farmacia de la Seguridad Social ha aumentado unos 23.000 millones más de lo que creció el año pasado.
La razón más probable de ese incremento del gasto es que los usuarios, una vez conocida en febrero la lista de especialidades que van a quedar excluidas, han hecho acopio de los fármacos que el médico no les va a recetar a partir del 1 de septiembre.Contra el medicamentazo se manejan dos tipos de objeciones. El primer tipo sostiene que los medicamentos excluidos son -contra la pretensión del Ministerio de Sanidad- útiles y eficaces, y ha llevado a la Junta de Andalucía (PSOE) y al Gobierno navarro (UPN-PP) a elaborar contraataques legislativos para financiar en sus comunidades lo que la Administración central ha desfinanciado en todo el Estado. Estos contramedicamentazos también entrarán en vigor el 1 de septiembre, añadiendo nuevas desigualdades regionales a las prestaciones sanitarias españolas.
La segunda clase de objeciones admite que los fármacos excluidos pueden tener un escaso valor terapéutico, pero niega que la medida sirva para reducir el gasto.
Estas críticas suscitan un mayor consenso que las primeras: las suscriben los socialistas, los colegios farmacéuticos, las empresas del sector, muchos médicos y los propios socios catalanes del Gobierno, que han declarado no sentirse "entusiasmados" con la medida del PP. Estas objeciones también vienen avaladas por los hechos. El primer medicamentazo, aprobado por los socialistas en enero de 1993, excluyó de la financiación pública cerca de 800 fármacos, con la intención de ahorrar los 22.000 millones de pesetas que esas especialidades venían costando al sistema nacional de salud. Salió mal: ante la presión de los usuarios, los médicos tuvieron que sustituir los preparados excluidos por otros más caros, y el resultado fue que, en vez de un ahorro, se obtuvo un encarecimiento de la factura farmacéutica en 51.000 millones.
Grupos completos
El PP ha intentado ahora evitar ese efecto mediante la exclusión de grupos completos de fármacos, de modo que no haya una opción cara que se pueda recetar en sustitución de la barata (una medida polémica, ya que deja sin cobertura ciertas patologías leves). Pero los tiros contra el ahorro parecen venir ahora de otro lado: la factura se ha vuelto a disparar, y -esta vez- lo ha hecho incluso antes de que el medicamentazo entre en vigor.Entre enero y julio de 1998, el gasto público en fármacos ha crecido en toda España un 10,98%, más del doble que el año pasado, cuando se contuvo por debajo del 4,7% (aún así alcanzó un total de 857.000 millones). La diferencia entre el crecimiento de este año y el del pasado supone unos 23.000 millones de pesetas de más (y ello sólo hasta julio). Y lo que Sanidad pretendía ahorrarse con el medicamentazo en 1998 eran unos 16.000 millones. El ahorro (si es que se produce finalmente) ha quedado ya compensado con creces por el disparo del gasto. Lo peor es que la razón más probable de ese incremento la constituye el propio anuncio del medicamentazo. Según esta interpretación -favorecida entre otros por el director general de Farmacia de la Junta de Andalucía, Rafael de la Torre- una vez conocida la lista de los fármacos excluidos, los usuarios se lanzaron a acaparar recetas antes de que la medida entrara en vigor.
De hecho, el mayor aumento (un 28%) se produjo en marzo, justo después de que Sanidad hiciera pública la lista inicial de los fármacos que quedarían fuera de cobertura pública. Contra esta interpretación del dato de marzo se opusieron entonces una serie de objeciones técnicas (ver EL PAÍS del 23 de mayo) que, sin embargo, carecen de validez al considerar el promedio de enero a julio.
Todos los grupos políticos están de acuerdo en la necesidad de contener el gasto farmacéutico, pero el PP se ha quedado sólo en su defensa del medicamentazo como el mejor modo de lograrlo. Sus socios parlamentarios de CiU han apoyado la medida a regañadientes, tras apoyar durante meses la alternativa conocida como copago, por la que el usuario pagaría una fracción mayor del fármaco que actualmente, con la excepción de los pacientes con recursos escasos y de los enfermos crónicos, que deben consumir ciertos medicamentos durante periodos muy prolongados.
Genéricos
Otra medida apoyada por la oposición es el incremento de los llamados genéricos: principios activos con la patente caducada que pueden comercializarse sin marca a un precio reducido. La utilización amplia de genéricos es un recurso de ahorro muy usual en casi todos los países europeos. En España tienen una presencia escasa.Otra fuente evitable de despilfarro es el tamaño excesivo de la mayoría de las presentaciones farmacéuticas (por ejemplo, las que contienen el doble o el triple de pastillas de las necesarias para un tratamiento típico). Los españoles desperdician al año 5.000 millones de pesetas en eses dosis de medicamentos que no se consumen. De ellos, 3.000 millones están financiados por la sanidad pública, según un estudio de la revista técnica Medicina Clínica. El 42% de los hogares almacena en sus cajones uno o más antibióticos que rara vez van a ser utilizados. Los fármacos excluidos por el medicamentazo suponen el 11% de las recetas extendidas en los servicios de atención primaria, según los médicos generalistas representados en la Sociedad de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc). Las estrellas incuestionables de la lista eliminada (ver gráfico) son los expectorantes, consumidos habitualmente por muchos bronquíticos crónicos (del más popular de ellos, Fluimicil oral, se venían recetando 4 millones de envases al año).
Muchos de los fármacos de la lista consisten en asociaciones de sustancias cuya supresión no constituye un problema, ya que cada sustancia sigue financiada por separado. El vademécum español, uno de los más amplios de la UE, incluye más de 8.000 especialidades. Cada año se registran unos 300 preparados farmacéuticos nuevos.
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