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Yeltsin estudia ceder poderes en medio de la tormenta financiera y palaciega de Moscú

El presidente ruso, Borís Yeltsin, permaneció ayer alejado del Kremlin en su residencia, a las afueras de Moscú, y envió a Serguéi Yastrzhembski, su secretario de prensa, a la Duma para conferenciar con el líder comunista, Guennadi Ziugánov, lo que supone una clara señal de que está dispuesto a hacer concesiones en el camino de la reforma constitucional. Mientras arrecia el terremoto financiero, el primer ministro, Víktor Chernomirdin, tuvo una apretada agenda de conversaciones con diversos políticos, incluido el general retirado Alexandr Lébed.

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El hecho de que Yastrzhembski se haya reunido ayer con Ziugánov demuestra que el presidente ruso está dispuesto a hacer concesiones. Así lo confirmaron las declaraciones de ambos después de su reunión. Ziugánov se negó a dar detalles sobre lo debatido, pero se mostró satisfecho: "Parece que por fin las negociaciones comienzan", señaló. Yastrzhembski dijo que se habían discutido los dos documentos (uno político y otro económico) elaborados por la comisión compuesta por representantes de ambas cámaras y del Gobierno. Las concesiones que finalmente haga Yeltsin indicarán su grado de debilidad.El documento político propone una redistribución de las facultades que actualmente tiene el presidente en favor del Parlamento. Prácticamente todas las fuerzas políticas están de acuerdo en que hay que modificar la Constitución, claramente presidencialista, para lograr un equilibrio entre las diferentes ramas de poder. Yeltsin siempre se ha negado a ceder a las peticiones de comenzar un proceso de reforma constitucional, que sin su visto bueno es prácticamente imposible de realizar, ya que el mecanismo legal es tal que el presidente siempre podrá bloquearlo. Naturalmente, la oposición desearía que las reformas entraran en vigencia inmediatamente después de aprobadas, a lo que Yeltsin se opondrá de forma categórica.

Pero ahora que, a juzgar por todo, Yeltsin ha renunciado a presentarse a la reelección en el año 2000, bien puede acceder a modificar la Constitución, siempre y cuando las modificaciones se apliquen a partir del próximo mandato presidencial. En esto le apoya Alexandr Shojin, el jefe del grupo parlamentario de Nuestra Casa es Rusia (NCR), el partido de Chernomirdin. La comisión tripartita propone también cambios en la Ley de Gobierno, con el fin de que éste pueda gozar de una mayor independencia con respecto al presidente.

El proceso de modificaciones a la Carta Magna rusa debe comenzar, según este político, que probablemente será uno de los viceprimeros ministros del nuevo Gabinete o incluso gobernador del banco central, con la convocatoria de una "conferencia constitucional". "Es importante que las modificaciones entren en vigor con el próximo presidente y el nuevo Parlamento", dijo Shojin. El documento económico -en el que hay consenso: fue aprobado con ningún voto en contra y sólo con una abstención- prevé cambios radicales y la vuelta a políticas de control administrativo y de intervención estatal. La comisión habló de medidas proteccionistas, nacionalización de los bancos que no puedan cumplir con sus obligaciones ante los clientes, y de recurrir a la "emisión regulada". Todo esto recuerda los tiempos soviéticos y, en opinión de los especialistas, haría resurgir el mercado negro y podría conducir a una inflación descontrolada.

El primer ministro ruso declaró ayer que la situación en el país estaba "bajo control a pesar de la aguda crisis económica y financiera". Por la mañana se había mostrado optimista sobre las conversaciones que mantuvo anteanoche con Michel Camdessus, el director del Fondo Monetario Internacional. Chernomirdin informó de ellas telefónicamente a Yelstin y después se consagró a celebrar reuniones con diversos políticos, entre ellos Lébed, hoy gobernador de la enorme provincia de Krasnoyarsk, y con Ziugánov. Lébed y Chernomirdin comparten sus puntos de vista para salir de la crisis, según el primero.

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