Tres estilos toreros diferentes y dos toros de ensueño
Cada quien dice el toreo como lo siente, salvo casos de mentiras que son carne de psiquiatra. Jesulín de Ubrique, versión del 98, quiere ser serio y trascendente, a pesar de haberse criado en la calle. Continúa ligando a base de aliviar la suerte, tal vez para no molestar ni comprometer al toro de tal manera que pueda ir y venir a su aire. Siempre interpretó con mucho desahogo, sin ningún tipo de apreturas. El cuarto toro fue una exhibición de bravura, fuerza y poder, derribando y tomando la vara de largo, para llegar a la muleta repitiendo de manera que el torero tenía que tomarse muchísimos respiros. Lo mejor fue el temple y lo peor la colocación. Aunque presentó batalla a su estilo, ganó el toro de todas todas. A la hora de matar se echó fuera sin quererlo remediar.El segundo salió templado y listo para el consumo, trayendo, además, una porción de picante mezclado con prontitud y fijeza. Vicente nos reveló su vocación al comenzar con el pase del guardabarrera y decirnos que es partidario de dejar pasar al toro sin interferir en el viaje. Los papeles se cambiaron y el toro se toreaba solo, excepto en un par de series de naturales en los que el torero mandaba sólo un poquito y remataba. El quinto rompió de forma excepcional en la muleta, un prodigio de clase, fijeza y bravura. Barrera estuvo decididamente por debajo, cortando el viaje y llenando de monsergas lo que debía haber sido buen toreo. Tampoco se estrechó al matar.
Zalduendo / Ubrique, Barrera, Tomás
Toros de Zalduendo, bien presentados. 1º y 2º con clase y poca fuerza; 3º, sin fuerza; 4º, bravo, con poder y casta, premiado con vuelta al ruedo; 5º, bravo; 6º, manso encastado.Jesulín de Ubrique: oreja en los dos. Vicente Barrera: oreja; oreja y dos vueltas al ruedo. José Tomás: aviso y oreja; aviso y ovación. Jesulín, Barrera y el mayoral salieron a hombros. Plaza de Almeria, 25 de agosto. 3ª corrida de feria. Menos de tres cuartos de entrada.
El peor lote le tocó a José Tomás. El tercero no tuvo la protección de la clase y se quedó en un toro con escasas fuerzas, mientras que el sexto manseó desde el principio e hizo amagos de rajarse durante la faena de muleta. Tomás no sabe torear sin comprometerse, pero tal vez un poco de picardía no vendría mal a tanta sinceridad, ya que se jugó los muslos en varias ocasiones para sacar poco lucimiento en conjunto.
Babelia
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