Bin Laden triplicó su guardia por precaución
Osama Bin Laden, el millonario saudí cuya red terrorista fue el objetivo del bombardeo norteamericano el jueves, ha pasado los últimos 15 meses viviendo a unos 320 kilómetros al sur del lugar del ataque, utilizando como base un complejo fortificado y fuertemente vigilado en lo alto de una colina situada cerca de la ciudad de Kandahar. La semana pasada, cuando en Pakistán y Afganistán corrieron rumores de que EEUU preparaba un ataque contra Bin Laden, oficiales talibán declararon que Bin Laden había triplicado sus fuerzas de seguridad y dormía en lugares diferentes cada dos noches. Hace ocho días, Bin Laden apareció en una mezquita del centro de Kandahar para atender a la oración del viernes. Dos miembros de la milicia talibán (que controla la mayor parte de Afganistán desde hace dos años) han estado esta semana en Qetta (situado a 200 kilómetros de Kandahar, en la zona este central de Pakistán) y allí contaron a un periodista que habían "rezado juntos" ese día. Pero, en general, según estos dos talibán, ni Bin Laden ni sus discípulos extranjeros suelen mezclarse con los afganos en Kandahar.
"Él tiene a su propia gente", declaró uno de los combatientes talibán en Qetta, de nombre Abdulquibir. "Tiene de 1.000 a 1.500 guardias personales; también son árabes".
Lugares santos
Dedicado a defender la visión más purista del islam y a organizar campañas para proteger sus lugares santos, a Bin Laden se le atribuyen al menos 3.000 seguidores en todo el mundo árabe. A la mayoría de ellos les conoció cuando combatió en Afganistán, en los ochenta contra la invasión soviética. Tras su regreso a Afganistán, después de perder su nacionalidad saudí (1994) y de dejar su refugio en Sudán, Bin Laden se instaló al principio cerca de Yalalabad, al este de Afganistán. Allí, según algunos periódicos, se refugió en una remota cueva de la cima de una montaña con equipos de comunicación de alta tecnología. Llevaba una vida espartana y dormía con el Kaláshnikov. Pero en abril de 1997 se mudó a Kandahar, donde tiene su base el jeque Mohamed Omar, líder ideológico de los talibán. De esa forma, como describió un oficial talibán, "si Bin Laden quería discutir cualquier cosa con los talibán, podía ir y ver al líder directamente". Desde entonces, aunque no se ha dejado ver en la ciudad, ha dejado sentir su presencia. Por ejemplo, mandó construir una nueva mezquita donde antes había un cine, ahora prohibido por los talibán. Tanto él como sus socios saudíes han realizado inversiones.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Osama Bin Laden
- Guerrilla Talibán
- Terrorismo internacional
- Afganistán
- Política exterior
- Fundamentalismo
- Estados Unidos
- Infraestructura terrorista
- Guerrillas
- Al Qaeda
- Guerra
- Acción militar
- Islam
- Financiación terrorista
- Asia
- Ideologías
- Grupos terroristas
- Relaciones exteriores
- Conflictos
- Terrorismo
- Política
- Religión
- Oriente próximo