Bilbao acoge una selección de 40 grabados y 13 esculturas de Miró

Bilbao acoge desde ayer una exposición del mejor Joan Miró, con piezas que hasta ahora eran inéditas en la ciudad. Cuando se acerca la conmemoración de los 15 años de su muerte, el 25 de diciembre de 1983 en Palma de Mallorca, a los 90 años, la Fundación BBK presenta en la capital vizcaína una recopilación de 53 trabajos realizados por el artista entre 1951 y 1977, uno de sus mejores momentos creativos. Trece extrañas e imaginativas esculturas en bronce redondean una muestra colorista y vital de 40 trabajos sobre papel. El artista catalán se liberó en un momento dado de su trayectoria de las limitaciones técnicas y se lanzó a una creatividad total y sin restricciones. Así lo señaló ayer en la inauguración Martine Soria, comisaria de la exposición que la Fundación BBK ofrecerá en su sala de exposiciones (Gran Vía, 32) hasta el próximo 20 de octubre. La muestra, formada con piezas que proceden de la Fundación Maeght, no viajará luego a ningún otro lugar. Obras como Signos y meteoros (1958), Sueños (1960), Mujer y pájaro II (1960), Meandros y viento (1964) o Cabeza con flecha (1968) son algunas de las litografías y aguafuertes destacadas de la muestra. El visitante encontrará especial diversión en descubrir los objetos que Miró, hábil reciclador de su tiempo, rescató de un destino directo, el cubo de la basura, o de allí mismo para conformar estas piezas que ahora se presentan por primera vez en Bilbao. Conchas de caracol, croissants, sillas, tapas de cacerola, botijos, latas, clavos y hasta la carcasa de una furgoneta Citröen se han fundido en bronce con otros elementos para formar bajo las manos del genio catalán unas sugerentes esculturas, que realizó durante los años 1968-1970 "La novedad más significativa de la exposición son, sin duda, las esculturas. En Bilbao no se han visto demasiadas exposiciones de Miró y mucho menos de escultura", indicó en el discurso de apertura el portavoz de la Fundación BBK, Gorka Martínez. La comisaria de la muestra destacó también que la escultura es lo más desconocido para cierto público, aunque tiene una gran importancia en el conjunto de la obra de Miró. "Sólo deseo invitar a la gente a que conozca aún más el trabajo de este artista", concluyó Martine Soria. Sobre el proceso de selección de las obras, Soria señaló que lo más complicado ha sido el traslado de las piezas escultóricas. "Las fundaciones son muy reacias a dejar las esculturas, por temor a los deterioros. Además, el embalaje de las mismas es más dificultoso que el de los cuadros", comentó. Elegir entre los trabajos de Miró que tenía a su disposición no ha supuesto, según confiesa la comisaria, excesiva dificultad: "Tenía muy claro que lo más importante era ofrecer una exposición coherente que permita al visitante comprender la obra gráfica, de la que hay más de 1.200 piezas, y sobre todo la escultura de este artista. Aunque faltan muchas piezas, creo que con estas cualquier ciudadano podrá hacerse una idea de la evolución de Miró". Por último, la comisaria de la exposición explicó que no ha podido trasladar más obras debido a las características físicas de la sala de exposiciones. Algo, que a su entender, no impedirá hacerse una idea sobre la obra de Miró.