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ENGUERA

El legado de la transhumancia Su castillo fue destruido por motivos de seguridad territorial

La población de Enguera posee dos hijos ilustres, que en siglos diferentes establecieron un puente de oro entre tierras americanas y valencianas. El escultor y arquitecto Manuel Tolsá (1757-1816) es uno de los nombres españoles más respetados en México. Viajó allá sólo para enseñar, y sin embargo permaneció toda su vida construyendo edificios y monumentos emblemáticos de la capital, como la estatua de Carlos IV, llamada "El Caballito", y otras situadas en la fachada de la catedral y el edificio de la Casa de la Minería en el Distrito Federal. Décadas después otro enguerino, el periodista y escritor Manuel Ciges Aparicio (1873-1936) participó en el Desastre del 98 en Cuba como militar, siendo el único intelectual de la época que vivió el conflicto en el propio campo de batalla, y sufrió persecución por discrepar de los criterios militaristas empleados en el Caribe. Uno y otro forman parte de la historia de la capital comarcal de la Canal de Navarrés, un rincón de tierra valenciana que a menudo fue deseada por los reyes castellanos y olvidada por los aragoneses. El hecho de que la villa alcanzara su época de mayor desarrollo en la segunda mitad del siglo XVIII por el auge de la industria lanera apoyada en una cabaña que devoraba los pastos de la serranía, hizo que las lamentables transformaciones urbanísticas realizadas en los últimos tiempos en otras poblaciones valencianas aquí no tuvieran su oportunidad por falta de impulso económico. Por ello el visitante se encuentra con una población de aspectos homogéneos, con una vista panorámica armónica, dominada por la iglesia arciprestal, con calles y pequeñas plazas que mantienen el mismo aspecto urbanístico y ornamental de hace muchos años. La villa se encuentra organizada alrededor de su iglesia de San Miguel edificada por la voluntad del Patriarca San Juan de Ribera expresada en una visita pastoral en 1585, según consta en las crónicas locales. La fachada de estilo herreriano, su torre campanario y varios lienzos de Segrelles y el pintor local Isidoro Garnelo constituyen los valores patrimoniales más apreciables del templo. En la parte norte de Enguera se sitúa el otro gran edificio artístico, el convento de Carmelitas Descalzas, construido en la mitad del XVII y sobre cuyo claustro se ha levantado la actual Casa de la Cultura que lleva el nombre precisamente de Manuel Tolsà. Antes tuvo usos tan diversos como el de convento, cárcel, juzgado, escuela y cuartel de la Guardia Civil. La oferta artística se completa con las viviendas de planta recia y estilo señorial de los viejos comerciantes del paño, que comparten belleza arquitectónica con las heredades, casas típicas de un piso y corral trasero, idóneas para realizar actividades agrícolas en el ámbito doméstico. Los restos del castillo árabe siguen durmiendo un sueño interminable en los alrededores de la población. Fue derruido en enero de 1365 por orden del propio rey Pedro IV el Ceremonioso al considerar que suponía una amenaza para la seguridad del reino. Los monarcas castellanos lo pretendían a menudo por ser la llave del movimiento de ganados desde la meseta al litoral. De ese modo, los dos siglos siguientes, Enguera perteneció a la orden militar de Santiago de Uclés, destino caballeresco en cierto modo compartido con la cercana villa de Montesa. Al final los condes de Cervellón optaron por ceder el conjunto del término municipal al pueblo para que directamente lo administrara.

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Por La Canal de Navarrés
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