Por La Canal de Navarrés
Este es un valle estrecho, de una anchura media de 12 kilómetros, que se adentra por las alturas del margen derecho del río Júcar, entre montes y cortados de carácter abrupto. Constituye la columna vertebral de la comarca, el principal eje viario para acercarse a las alturas del macizo del Caroig, rodeado de un medio geográfico muy poco habitado porque sus condiciones para las tareas agrícolas son escasas. La abundancia en tiempos remotos de arbolado y piezas de caza determinó que el hombre prehistórico dejara numerosos abrigos y cuevas con testimonios de su cultura. En la base del eje de comunicaciones la población de Anna se encuentra atravesada por canales de agua procedentes de su lago de La Albufera, un recinto natural que constantemente renueva su agua gracias a varios manantiales que nacen en su fondo. Con unos 55.000 metros cuadrados de extensión, el lago es el paraje natural más atractivo de la zona. Los ullals que lo alimentan se pueden observar paseando en barca. En el centro se encuentra el islote conocido por el nombre merendero. El complejo de ocio y zona de acampada abiertos en el entorno de la laguna permite disfrutar sin prisas de este medio natural bajo las sombras de sauces y chopos. Para tomar el baño este municipio ofrece también los gorgos formados por el río y fuentes, grandes pozas bautizadas con los nombres de Escalera y Catalán. En la plaza de la Alameda las aguas de la laguna bajan en cascada cerca del antiguo palacio de los condes de Cervellón. Construido en el siglo XVII sobre el antiguo castillo permite ver a través de sus ventanales una bonita vista del río de Anna y del mundo vegetal que rodea la población. En su interior hay un patio cerrado por paredes con pequeñas almenas. Una de las dependencias del palacio es la capilla dedicada a Santa Ana. La iglesia parroquial está dedicada a la Inmaculada y debió ser reconstruida en la segunda mitad del XVIII, ya que el terremoto que afectó a la zona en 1748 derribó la bóveda y algunas capillas. La ruta continúa por Chella y Bolbaite, cuyo origen urbano se encuentra en emplazamientos de antiguas alquerías árabes, hasta llegar a Navarrés, localidad igualmente de ascendencia mora que da el nombre a la comarca. Se sitúa al pie de la montaña del castillo, rodeada de abundante agua, en especial en los parajes de Playamonte y El Barcal donde es posible tomar el baño entre cascadas. Si seguimos por esta carretera autonómica CV-580 hasta Quesa, su trazado comienza a ser cada vez más sinuoso y el paisaje más abrupto. La población aparece al viajero bajo la Punta Arnés, a cuyos pies fluye el río Grande, y muy cerca el Escalona. Nos encontramos relativamente próximos al embalse de Tous y a la gran cuenca fluvial del Júcar. Después de cruzar varias montañas se encuentra Bicorp, población desde donde salen sugerentes itinerarios complementarios. A ocho kilómetros se encuentran la Cueva de la Araña con atractivas pinturas rupestres en el barranco de Los Hongares. Son famosas por la representación de una escena de recolección de la miel. Su antigüedad se sitúa entre los años 1300 y 1500 antes de Cristo. También a través de una pista forestal el viajero puede adentrarse en el macizo del Caroig (1126 metros) y disfrutar con las vistas panorámicas del entorno. Desde Bicorp a Millares hay unos 27 kilómetros de carretera difíciles y cada vez más altos, dedicados en su integridad a recursos forestales. La población de Millares se sitúa en la margen derecha del Júcar, en la ladera de una montaña, por lo que sus calles tienen un trazado en pendiente. Los parajes más interesantes de su entorno son la cascada de El Chorro, el barranco de las Cañas, con un yacimiento de pinturas rupestres, y la Cueva de les Dones, utilizada por los íberos como santuario. A lo largo de sus 500 metros de longitud se encontraron numerosas vasijas y flechas que indicaban los usos dados al recinto. Hasta el siglo pasado entre las gentes de la comarca se mantenían vivos algunos rituales como yacer la noche de bodas en su interior.
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