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TERROR EN ÁFRICA

Pieza a pieza, tornillo a tornillo

Cuando se buscan pistas relacionadas con una gran explosión, la primera regla es pensar en algo pequeño. Algo muy pequeño. "Estamos trabajando palada a palada", dice un especialista del FBI, mientras camina entre un montón de escombros del edificio de la embajada de EEUU. "Todo tiene que ser sometido a un control exhaustivo".La investigación sobre el atentado en Nairobi se lleva a cabo con una minuciosa planificación en terrenos del cuartel general de los ferrocarriles de Kenia. Fragmentos hasta del tamaño de una uña son cuidadosamente extraídos, pieza a pieza, de una montaña de escombros.

El laboratorio al aire libre del FBI, protegido solamente por unas lonas sobre la alambrada, no es la operación ultrasecreta y de alta tecnología que uno podría esperar. Algunos investigadores usan palos para hurgar en los montones de escombros. Otros están sentados en el asfalto del aparcamiento. Los que necesitan despacho utilizan tres desvencijadas mesas de madera y una colección de sillas tambaleantes que proceden de un edificio cercano.

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El mayor problema para el FBI es el estado en el que se encuentran las pruebas. Aunque nadie lo confesaría oficialmente, se ve claramente que esta tarea es la peor pesadilla de un investigador. Esparcidos a lo largo de una manzana entera, los restos de la explosión han sido pisoteados una y otra vez por los miembros de los equipos de rescate, voluntarios y mirones. Camiones pesados han aplastado todo, desde piezas de coches hasta trozos de cemento. Pequeños fragmentos, casi siempre irreconocibles, se convierten en recuerdos del atentado. "Hay prioridades en conflicto", dice un oficial estadounidense en el lugar de la explosión. "Si se está intentando rescatar cuerpos, no se va a tener un lugar inmaculado".

Escombros y pruebas

Hasta que el FBI llegó, confiesan las autoridades de Kenia, nadie había pensado en los escombros como pruebas o pistas. Se trataba sólo de obstáculos en la vía del salvamento de vidas, añaden. "Los norteamericanos nos han dicho ahora que recorramos los alrededores y recojamos cualquier pieza de metal", señala el comandante George Agoi, que está al frente de las tropas kenianas desplegadas en el lugar de la explosión. "Nos han contado que puede haber pruebas de gran importancia. La operación es ahora suya por completo, así que estamos haciendo lo que nos piden".La frustración de los equipos de investigación se hizo aún mayor el lunes, cuando la policía keniana permitió a los estudiantes de la Universidad de Nairobi organizar una marcha pacífica en la calle contigua a la embajada de EEUU.

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Mientras tanto, en el trabajo, docenas de investigadores, vestidos con pantalones vaqueros y gorras de baloncesto, hablaban entre ellos sólo para anunciar un hallazgo importante o para ayudar a un colega.

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