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Un libro destaca el papel de la Hispalense en la revolución de 1868

,La libertad duró seis años. El golpe militar de Pavía disolvió las Cortes y abrió las puertas a la restauración borbónica en 1874. Guadalupe Trigueros, doctora en Ciencias de la Educación de Sevilla, ha publicado un libro en la Hispalense dedicado a seis años que hicieron tambalearse la estructura política de un país acostumbrado a la decadencia y la derrota desde el siglo XVII. El libro, La Universidad de Sevilla durante el Sexenio Revolucionario, analiza el papel de la institución educativa entre la revolución democrática de 1868 y la caída de la Primera República en 1874.

"El Sexenio Revolucionario es el único periodo en el que hay democracia en España en el siglo XIX. Se establecieron las libertades de religión, de enseñanza, de prensa...", explica Trigueros, que trabaja como profesora en la Facultad de Ciencias de la Educación. Con todo, Trigueros matiza las diferencias entre la teoría y la práctica en este periodo. Las libertades, en muchas ocasiones, no se hicieron realidad y se quedaron ancladas en los documentos y las proclamas. "Creo que lo que realmente hizo que no se perpetuara el periodo de libertades fue no saber aplicarlas. El paso del reinado de Isabel II al Sexenio Revolucionario fue demasiado rápido. Se emanó una legislación radical. Pero todo esto fracasó porque las cosas no se hicieron poco a poco, paso a paso", manifiesta la profesora. Este periodo propició un vuelco en la concepción de la Universidad, que pasó a jugar un papel decisivo en la vida social. Aunque la Universidad de Sevilla no tenía una pujanza intelectual comparable a las de Madrid y Barcelona, los aires renovadores de muchos de sus profesores limpiaron de telarañas algunos cerebros de la ciudad. "Hasta entonces los alumnos se matriculaban para salir con un título y para tener un ornamento social. La Universidad era un lugar al que acudían hijos de militares, de médicos, de abogados, de propietarios rurales... Se matriculaban como quien compra un traje de marca. Corrientes En el Sexenio Revolucionario hay ya un grupo de hombres liberales que se abren a corrientes ideológicas del extranjero, como el evolucionismo de Darwin, el krausismo, el hegelianismo...", señala Trigueros. Hay, además, una disposición a "comunicar los conceptos al alumno en comunión". Es decir, en el Sexenio Revolucionario se tendió a abandonar esa transmisión de saberes entre un ente activo, el profesor, y un grupo de personas pasivas, los alumnos, que caracterizaban a las universidades en el Antiguo Régimen. "La Universidad se abre a la sociedad. Se crean clases para ilustrar a la mujer, para alfabetizar al personal no docente de la Universidad. Se sale fuera del recinto universitario, por ejemplo, con trabajos topográficos", indica la profesora. Sin embargo, el Sexenio Revolucionario fue, a veces, el marco de errores. Algunos entendieron la libertad de religión como algo "contrario a la religión católica". "Se queman conventos, se expulsa a la Compañía de Jesús...", dice Trigueros. España era, además, un país lastrado por el analfabetismo y la escasez de escuelas, que convertían en baldíos muchos de los esfuerzos de los profesores universitarios más dotados. En la Universidad de Sevilla destacaron una serie de personajes que trajeron aires nuevos a la ciudad. Antonio Machado Núñez, abuelo de los dos poetas, "introdujo las teorías de Darwin en Sevilla y España". El abuelo de Antonio y Manuel Machado era catedrático de Historia Natural en la Universidad de Sevilla. Luego, a finales del siglo XIX, marchó a Madrid. Antonio Machado Núñez fundó la Sociedad Antropológica de Sevilla en 1871. Otro personaje decisivo fue Federico de Castro, que creó el foco krausista en Sevilla. "Federico de Castro se rodea de un grupo de alumnos que le sigue y luego serán profesores", explica Trigueros. El krausismo fue la fuente ideológica de una línea de pensamiento que desembocó en mares tan dispares como la Institución Libre de Enseñanza, la generación del 98 o la filosofía de Ortega y Gasset. Entre los hegelianos destacó Antonio María Fabié. Frente a las ideas renovadoras hubo un bastión de profesores que abrazaron la postura católica, como Mateos Gago. Hubo, incluso, docentes católicos que fueron expulsados de la Universidad al negarse a jurar la Constitución de 1869. Libertad "Ahora nos movemos en una Universidad marcada por la libertad de cátedra y de textos. Estudiar un periodo como éste te hace descubrir que lo que vivimos en la Universidad no ha nacido ahora, sino que tiene unos orígenes. Estos orígenes nos ayudan a entender, por ejemplo, qué es la libertad de cátedra", concluye Trigueros. Hace más de un siglo hubo en Sevilla un grupo de personas que lucharon por esas libertades. El libro La Universidad de Sevilla durante el Sexenio Revolucionario intenta sacarlos del olvido

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