El bosque de Oma recupera su esplendor
El bosque pintado del valle vizcaíno de Oma está en pleno proceso de recuperación de los colores con los que Agustín Ibarrola transformó cerca de 20.000 metros cuadrados de monte. Hasta entonces era sólo una parcela cubierta de pinos, cuyo único valor era el de su madera; las pinturas de Ibarrola convirtieron ese trozo de tierra cercano a las cuevas de Santimamiñe en punto de peregrinación de miles de visitantes. Cinco estudiantes de Bellas Artes, becadas por la UPV se han armado de escaleras, cubos de pintura y brochas para restaurar las pinturas, deterioradas por la lluvia y el sol. Ahora, 16 años después de que Ibarrola cubriera los pinos de color, el bosque de Oma recupera su esplendor. En las fotografías, Ibarrola asesora a dos de las restauradoras.
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