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Los colonos piden venganza

"¡Venganza!", gritaban ayer sin cesar millares de colonos en la entrada principal del seminario rabínico de Mercaz Harav, en Jerusalén. Allí participaban en los actos fúnebres por los dos jóvenes asesinados a tiros la noche anterior, cuando patrullaban en los alrededores del asentamiento de Izhar, cerca de la ciudad palestina de Nablús, a unos setenta kilómetros al norte de Jerusalén."¡Venganza, venganza!", continuaron gritando los colonos coléricos, mientras el ministro Saul Yaalo, del Partido Nacional Religioso, intentaba dirigir la palabra a la multitud para aplacar los ánimos y pronunciar un mensaje de solidaridad y condolencia.

Los cuerpos sin vida de los dos jóvenes colonos -Harel Bin Nun, de 20 años, y Slomo Liebman, de 24- serían enterrados pocas horas más tarde en la cima de una colina palestina, situada frente a su asentamiento, el de Izhar, arrebatada para siempre a la población árabe de Nablús, como penúltimo acto de venganza por este doble asesinato.

Harel y Slomo habían sido tiroteados a media noche, cuando patrullaban a bordo de un vehículo todoterreno en un extremo del asentamiento, donde la comunidad de Izhar, de 260 habitantes, proyectaba ampliar la colonia, invadiendo un terreno bajo la administración de la Autoridad Palestina.

Harel, estudiante, como su compañero, en un seminario rabínico de Nablús, fue tiroteado mientras hablaba por un teléfono móvil con otro compañero de Hebrón. La conversación quedó interrumpida, oyéndose a continuación un tiroteo y unos gritos en árabe que alarmaron al otro interlocutor, quien puso inmediatamente en alerta a la policía y al Ejército.

Los dos muchachos, que fueron rematados de un tiro en la cabeza, habían sobrevivido tiempo atrás a otros dos atentados.

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