Los pianistas del premio Santander ofrecen un maratón de siete horas

Los seis semifinalistas del Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O'Shea protagonizaron ayer un maratón de siete horas de música. Hubo tiempo para escuchar 19 piezas que recorrían el barroco, el neoclasicismo, el romanticismo y rupturas contemporáneas. Poco antes de la media noche se anunciaron los nombres de los tres finalistas: Plamena A. Mangova (Bulgaria), Yung Wook Yoo y Jong Hwa Park (Corea). La exhibición final será el jueves en el mismo escenario de ayer, el Palacio de Festivales.

La entrada era libre y todos se aprestaron para coger sitio en la parte izquierda de la sala Argenta para no perderse las manos de estos proyectos de monstruos del piano que afrontan una prueba que les puede catapultar a los mejores escenarios del mundo. Por lo pronto, al ganador le caerán seis millones de pesetas y unas 140 actuaciones en los próximos tres años. Público de todas las edades, jóvenes, señoras con buen oído, jubilados, ociosos en vacaciones y mucho turista con bermuda, se dejaron caer por el palacio. Entraban y salían. Dentro, guardaban un silencio sepulcral, alguno se echó un sueñecito y los más aplaudían con un entusiasmo que hacía imposible distinguir un claro favorito.El jurado, presidido por el director de orquesta español Antoni Ros-Marbà, examinaba con lupa y flexo de luz para tomar nota de las actuaciones que comenzaron a las cuatro de la tarde y terminaron a las once de la noche. Un batallón de críticos de todo el mundo, invitados por la organización, espía también en todas las pruebas a los pianistas que han llegado a la fase previa a la final tras dejar fuera de concurso a otros 13 competidores.

El recital para las semifinales llegó ayer después de los conciertos, en los que cada uno tuvo que elegir una pieza de Beethoven o Mozart. Los primeros en pasar por liza fueron Albert Tiu, Alexéi Volodin y Yung Wook Yoo, que lo hicieron el domingo. Los otros tres -Plamena A. Mangova, Díaz Jerez y Park- actuaron el lunes. Durante las dos semanas de concurso, los seis han vivido como locos: de piano en piano y sin tregua para un descanso o un paseo por la playa.

Ahora sólo queda la prueba final del jueves en la que, junto a la Orquesta Filarmónica de Dresde y bajo la batuta del maestro español Víctor Pablo, los tres finalistas llegarán a la hora de la verdad con un concierto sinfónico.