Expedientada una cofradía por derribar una ermita del XVII

El Ayuntamiento de Málaga y la Junta no han tardado en reaccionar. Horas después de conocerse que la Cofradía del Monte Calvario derribó sin permiso una ermita del siglo XVII que estaba en trámite para ser declarada bien de interés cultural por la administración regional, la Gerencia de Urbanismo acordó la apertura de un expediente sancionador. La Consejería de Cultura también ha abierto un expediente, aunque de carácter informativo.

La hermandad, que sólo tenía licencia para restaurar las cubiertas de la capilla, justificó su decisión en las pésimas condiciones de conservación del templo. La demolición se llevó a cabo sin comunicación previa al Ayuntamiento, que había concedido a la cofradía una subvención de diez millones de pesetas y una licencia para reconstruir la techumbre. La hermandad tampoco informó al Obispado, propietario de la ermita, su intención de derribarla. "A lo mejor no había otra salida que la demolición, pero la cofradía ha ido más allá de lo que autorizaba la licencia; debe reestablecerse la legalidad urbanística", manifestó el concejal de Urbanismo, Francisco de la Torre, para justificar la apertura del expediente sancionador. La Consejería de Cultura también ha adoptado medidas para depurar responsabilidades. Ayer, puso en marcha una investigación que incluye la petición de informes al Obispado, la cofradía y el ayuntamiento. La delegación aclaró que se reservaba "la posible incoación de medidas sancionadoras contra los responsables del derribo". Técnicos municipales y autonómicos se desplazaron en la mañana de ayer hasta el Monte Calvario para constatar la demolición del templo, del que sólo ha quedado en pie el retablo, el camarín y la casa de los guardeses. Un arquitecto de la consejería constató incluso la existencia de una nueva cimentación que ya está fraguada. Tanto el consistorio como la Junta han aclarado que antes de adoptar sanciones deben escuchar los argumentos de los miembros de la hermandad. En su defensa, la cofradía esgrimió el mal estado de conservación de la ermita. El arquitecto responsable de las obras de rehabilitación, Antonio Valero, fue muy claro: "Teníamos permiso para la restauración de las cubiertas y otras obras. Esas obras menores pensábamos que eran solucionables de la misma tirada, pero no pensábamos ni muchísimo menos que iba a ocurrir lo que ha ocurrido porque el muro estaba hecho un hojaldre". Cuando el pasado mes de junio se iniciaron los trabajos, el lateral izquierdo de la ermita se vino abajo. Días después se rajó otro de los muros. Los infructuosos apuntalamientos llevaron a la cofradía a plantearse la reconstrucción del templo, pero en esa decisión se obviaron los permisos pertinentes. Según dijo el arquitecto a la Cadena Ser, el derrumbe de la pared demuestra que la estructura del edificio no era capaz de soportar las actuaciones en la cubierta. Desde la cofradía se intentó quitar hierro al derribo. Valero argumentó que la capilla no tenía ningún valor arquitectónico y que la hermandad no pretendía derribarla: "Esto no es un particular que quiera construir pisos, es una hermandad que trataba de rehabilitar su propia cubierta y se le ha venido encima". La cofradía ha anunciado su intención de invertir 17 millones de pesetas para reconstruir la ermita derribada, obra que espera tener acabada en dos meses. El Grupo Municipal de Izquierda Unida no descartó la posibilidad de emprender acciones legales porque entiende que puede haberse cometido un delito contra el patrimonio histórico. En este sentido, avanzó su intención de denunciar los hechos ante la Fiscalía para que abra una investigación. IU no desaprovechó la ocasión para arremeter contra el gobierno municipal (PP) "porque está demostrando falta de capacidad y voluntad para velar adecuadamente por nuestro patrimonio histórico".