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Spielberg lleva a Hollywood una visión descarnada de la segunda guerra mundial

El cine norteamericano reescribe las páginas de su historia con una perspectiva crítica

Tras una obsesión de dos décadas con la guerra de Vietnam, la industria de cine norteamericana ha encontrado un nuevo enfoque para sus películas de guerra. Saving Private Ryan, el nuevo filme de Steven Spielberg, que se estrenó el pasado fin de semana, encabeza un desfile de siete películas sobre la Segunda Guerra Mundial que preparan actualmente los estudios de Hollywood. Spielberg reescribe, con lodo y sangre, un episodio de la historia glorificado por Hollywood. La crítica la considera su mejor película y ya está batiendo récords de taquilla en EE UU.

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Este grupo de películas -que incluye Thin Red Line, la esperada producción de Terrence Malick, el director de Days of Heaven -subraya la creciente ola de reflexión en EEUU sobre los llamados años dorados, la época lanzada por la victoria aliada de 1945. Pero, más que fomentar la nostalgia, esta nueva tendencia en Hollywood representa un esfuerzo para respetar los deseos de los veteranos de presentar la guerra desde el punto de vista de los soldados rasos, en vez de los generales y políticos.En Saving Private Ryan, Spielberg, fascinado por el conflicto desde niño, rompe radicalmente con la tradición de Hollywood de glorificar la Segunda Guerra Mundial. En su lugar, presenta la realidad desnuda de las condiciones experimentadas por los soldados. "Pido al público -y reconozco que es mucho pedir-que tengan una experiencia física, para que puedan entender un poco lo que realmente experimentaron estos hombres," explicó el director a la revista The New Yorker.

En las primeras escenas, se reproduce el terror de la invasión de Normandía de una manera tan exacta que algunos veteranos afirman que el único elemento que falta es el olor de la muerte. Cuando Stephen Ambrose, el máximo historiador norteamericano de la invasión, vio el filme en una proyección privada tuvo que pedir que la interrumpieran unos minutos. "No lo podía aguantar. Era exactamente como me lo habían explicado miles de soldados que estuvieron allí", afirmó.

Críticas entusiastas

El crítico de cine del Washington Post, Stephen Hunter, dice que "es simplemente la mejor película de guerra de la historia y una de las mejores películas norteamericanas".De los que han visto la pélicula -tras su primer fin de semana, es la más taquillera del país con ventas de unos 30,6 millones de dólares (4,712 millones de pesetas)- muchos parecen compartir el entusiamo de Hunter. Internet está lleno de páginas dedicadas a la película, la línea telefónica especial para ex-combatientes que mantiene el Departamento de Veteranos ha sido inundada con llamadas, y los periódicos han recibido cantidades desbordantes de Cartas al Director inspiradas por la película.

El filme relata las experiencias de un grupo de ocho soldados norteamericanos que, tras sobrevivir la horrible invasión de Normandía, reciben órdenes para realizar una misión especial: el rescate de un soldado, James Ryan, el menor de cuatro hermanos que luchan en la guerra. Su madre acaba de enterarse de que tres de ellos han muerto en la última semana.

Matt Damon, que ganó un Oscar el año pasado por Good Will Hunting, hace de Ryan. Tom Hanks encarna al capitán John Miller, protagonista de la película, que representa la primera colaboración profesional entre Hanks y Spielberg, amigos íntimos desde hace años. El grupo, bajo los órdenes de Miller, incluye un médico (Giovanni Ribisi), un sargento fiel (Tom Sizemore), un francotirador sureño de sangre fría (Barry Pepper), un fusilero de Brooklyn sin pelos en la lengua (Edward Burns), un robusto italiano (Vin Diesel), un judío duro (Adam Goldberg), y un blando intérprete (Jeremy Davies).

Antes de iniciarse el rodaje, los actores pasaron una semana de intenso entrenamiento físico bajo los órdenes de un comandante de los Marines, no para ponerles en forma, sino para que comprendieran las dificultades afrontadas diariamente por los soldados en 1944. Después de tres días, la mayoría decidió dejar el entrenamiento, pero Hanks les convenció de la necesidad de quedarse. Explicó que sobrevivir al entrenamiento era imprescindible para representar justamente las experiencias de los hombres que lucharon en la guerra.

Para Spielberg, la película constituye un cambio de prioridades que comenzó con La lista de Schindler. Tras hacerse el rey de las películas de fantasía y de grandes taquillas, Spielberg ha pasado a enfocarse en su lugar en la historia. Saving Private Ryan y La lista de Schindler, debido a la naturaleza de su contenido, no son películas pensadas para un público mayoritario y familiar, pero subrayan la extraordinaria habilidad de su director.

El principal objetivo de Spielberg cuando comenzó a hacer Saving Private Ryan fue producir una recreación lo más verídica posible de las condiciones experimentadas por los soldados. Obsesionado con la Segunda Guerra Mundial desde niño, a Spielberg le molestaba que muchos norteamericanos no entendieran el sacrificio hecho por los hombres que lucharon en la contienda. A su juicio, para la mayoría de sus compatriotas la guerra se había convertido en una especie de mito popular, con héroes derrotando a diablos en una lucha llena de glamour. Spielberg quería destruir ese mito y fomentar una comprensión auténtica del sufrimiento de los soldados.

Saving Private Ryan coincide con el despertar norteamericano a la Segunda Guerra Mundial. A menos de 18 meses del año 2000, el pueblo estadounidense quiere explorar el conflicto decisivo de este siglo para Norteamérica. La película de Spielberg es una de siete que se preparan actualmente en Hollywood sobre la guerra. Thin Red Line, de Terrence Malick, es la que más expectativas ha levantado. Cuenta con la participación de dos actores excepcionales: Sean Penn y John Travolta.

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