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Obuchi anuncia medidas de reconstrucción económica para sacar a Japón de la recesión

Xavier Vidal-Folch

El Parlamento japonés eligió ayer como nuevo primer ministro a Keizo Obuchi, presidente del Partido Demócrata Liberal (PDL). Obuchi formó un Gabinete de "reconstrucción económica" para sortear la recesión más dura desde la Segunda Guerra Mundial. Miichi Miyazawa, ministro de Finanzas, de 78 años, es el hombre fuerte. El nuevo Ejecutivo deberá pactar sus grandes leyes con la oposición, que unió sus fragmentadas fuerzas votando al centroizquierdista Naoto Kan (Partido Democrático, PD) como alternativa.

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Desde hacía un decenio, en 1989, no se asistía a un espectáculo semejante, con dos jefes de Gobierno, o casi, simultáneos. La Dieta (Cámara baja) eligió al conservador Obuchi, con una mayoría suficiente de 268 sobre los 494 votos válidos nominales.Pero los partidos opositores unieron sus fuerzas en favor del líder del PD. El centroizquierdista Kan, renegando de la promesa de no presentarse, logró 164 votos, 72 más que los escaños de su partido, y se impuso en la Cámara alta, por 104 votos -casi el doble que sus propios senadores- frente a los 103 del candidato conservador. Al haber desacuerdo entre las dos cámaras, primó la decisión de la Dieta.

Esta escaramuza carente de valor institucional, tiene un importante contenido simbólico. Prefigura la viabilidad de un frente unido opositor, lo que obliga al nuevo Ejecutivo a pactar las principales y más urgentes leyes -como la de reflotamiento de los bancos en crisis-, lo que les dará un cariz menos proteccionista y menos clientelar. En caso contrario, la Cámara alta retrasará todos los proyectos, aunque no puede abortarlos.

Preludio de dureza

Para demostrar que el episodio es sólo un preludio de la dureza que se avecina, los líderes de la amalgama de oposición, de liberales a comunistas, coincidieron en calificar al nuevo Ejecutivo como "carente de apoyo popular", "ignorante de los deseos de la gente", "coalición de facciones" e "incapaz de sacar al país de la recesión". Kan insistió en que "hay que devolver la voz al pueblo", augurando un adelanto electoral a medio plazo.Obuchi deberá emplear sus mejores artes conciliadoras para pactar su programa (ley bancaria, reducción de impuestos, gastos en obras públicas, adelgazamiento de la Administración, reforma de la seguridad social) con ese frente, mientras lidia día a día con el toro de la recesión. De momento, calló, quizá fiado a que el discurso de investidura se celebrará el próximo viernes.

Quien mejor dio el tono programático del nuevo Ejecutivo fue el designado ministro-jefe de la Agencia de Planificación Económica (EPA), el novelista Taichi Sakaiya, al recordar que "nos enfrentamos a tiempos muy duros", en que "lo prioritario es la reactivación económica y las reformas estructurales".

La idea es realizar esos cambios más a fondo y más rápido que el Gobierno anterior de Ryutaro Hashimoto, que cesó en la mañana de ayer, antes de las sesiones parlamentarias. Hashimoto "hizo demasiado poco y demasiado tarde" sus deberes económicos, según el jefe de la EPA.

Por eso, la estrella del equipo gubernamental es el anciano Miyazawa. Los mercados están a la expectativa. Le otorgan un periodo de gracia, al menos hasta que se inicie, el 7 de agosto, la discusión sobre la nueva ley bancaria. En consecuencia, el yen apenas movió su cotización.

Los expertos tratan de averiguar sus intenciones. Algunos apuestan a que desarrollará, junto a una política presupuestaria expansiva (el prometido mayor gasto), una política monetaria de igual signo, aumentando el dinero en circulación para generar inflación, frente a la actual deflación y estancamiento, y animar así la economía. Eso mismo es lo que propugna un sector minoritario del consejo ejecutivo del Banco de Japón.

Respeto y escándalos

Los analistas combinan el respeto al anciano ministro -el único ex jefe de Gobierno que acepta un ministerio desde la Gran Depresión de los años veinte-, con alertas históricas y exigencia de medidas rápidas. Así, recuerdan que en 1988 se vio obligado a dimitir del Ministerio de Finanzas, al que ahora vuelve, tras verse implicado en el escándalo de los sobornos de la empresa de contratación Recruit. Y recuerdan también que practicó una política de intereses demasiado bajos, contribuyendo a la burbuja financiera de dinero fácil y especulación, origen de muchos de los actuales problemas bancarios. El escrutinio es impenitente.Frente al empuje de la oposición y la atención a Miyazawa, el interés por el nuevo equipo interfaccional de Obuchi -con una media de 60 años- queda en segundo plano. De sus 21 miembros, seis son ex ministros repetidores. Otros, segundos cargos del Gobierno anterior,en su mayoría parlamentarios, de los que media docena son hijos de diputados.

Destacan el nuevo ministro de Educación (Akito Arima, ex rector de la Universidad de Tokio) y, sobre todo, la única mujer del recién estrenado Ejecutivo, Seiko Noda. Noda, titular de Correos y Telecomunicaciones, de 37 años, destripa el récord histórico de juventud de cualquier Gobierno de Japón, y rompe la regla de que para llegar a él se requiere una experiencia mínima de cinco legislaturas. Muy activa en cuestiones sociales, Noda viajó por todo el continente asiático investigando la prostitución infantil.

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