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Un amplio homenaje a Joaquín Rodrigo destaca los valores y la vigencia de su obra

La Universidad Menéndez Pelayo concedió ayer al compositor la Medalla de Honor

La Universidad Internacional Menéndez Pelayo entregó ayer en Santander, la Medalla de Honor de la institución a Cecilia Rodrigo, hija del compositor Joaquín Rodrigo, que acudió al Palacio de la Magdalena a recogerlo en nombre de su padre. El centro ha organizado un homenaje al compositor del Concierto de Aranjuez, con la colaboración de Nuesa Editorial y la Asociación Cultural Plaza Porticada, en el que han participado el pianista y director Raymond Calcraft y el musicólogo, Antonio Gallego, con sendas conferencias sobre la obra de Rodrigo.

La hija del maestro Joaquín Rodrigo, Cecilia, leyó ayer emocionada una crítica que se público en el diario santanderino Alerta, hace 48 años, cuando su padre impartía lecciones en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo: "Con Antonio Cabezón, llamado el Bach español, y Francisco Salinas, ambos músicos del siglo XVI, Joaquín Rodrigo, hoy huésped de nuestra ciudad, forma una magnífica trilogía de compositores invidentes, clarísimo exponente de que cuanto afirmaba Salinas cuando decía que mano de ciego no es ciega porque la dirige la voluntad de su dueño y no sus ojos, es una gran verdad".Entre los actos organizados para la ocasión se programó la proyección de la película de Larry Weinstein, Shadows & Lights, y un concierto homenaje que tuvo lugar anoche y corrió a cargo de la Orquesta de Cámara Joaquín Rodrigo. En el acto se leyó además un escrito enviado por el violinista británico Yehudi Menuhin, premio Príncipe de Asturias de la Concordia y gran luchador contra el racismo y la xenofobia.

Vidas paralelas

Menuhin resalta en dicho texto, escrito para la ocasión, la similitud entre el trabajo y la vida del homenajeado y de Bela Bartok: "Ambas personalidades marcaron un camino de actualidad y realidad, encontraron inspiración y guía en la música (melodía, ritmo y armonía), legado y alma de su pueblo. Ambos envolvieron su obra con un estilo personal, ambos dieron a sus respectivas culturas una voz universal, ambos son hombres cultos y brillantes que viven y respiraron los sentimientos, las costumbres de la gente".La vinculación de Rodrigo a la Menéndez Pelayo se inició en los cursos para extranjeros que la Sociedad Menéndez Pelayo organizó en el verano de 1938. El maestro vivía entonces en París y acudió a Santander junto a su esposa, Victoria Kamhi, para dar tres conferencias sobre La música instrumental en las Cortes imperiales de España, que complementaron con interpretaciones de piano. Sesenta años después la universidad le ha rendido este homenaje porque año tras año ha vuelto en numerosas ocasiones a este centro de verano a impartir diversas lecciones.

Calcraft resaltó en su conferencia Simbolismo y sentimiento en las obras de Joaquín Rodrigo,la importancia del Concierto de Aranjuez, obra que el maestro compuso durante su exilio en París, mientras en España transcurría la Guerra Civil. Y mencionó lo que de esta obra ha dicho recientemente el crítico y pianista Fermín Higuera: "Es una respuesta de luz y transparencia al desastre...Todo el dolor de una época, de un país y de un mundo se consuela en esta creación, testimonio de esperanza". Según Calcraft, estas palabras reflejan que el famoso segundo tiempo del concierto "es símbolo universal de dolor, y que tiene que ver con no menos de toda la angustia de un país sumergido en una lucha fratricida, contemplada angustiosamente desde lejos por uno de sus hijos".

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