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Lewinsky llega a un acuerdo con el fiscal para declarar a cambio de inmunidad

El cerco jurídico en torno al presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, se estrechó ayer aún más con el anuncio de un acuerdo entre el fiscal especial Kenneth Starr y Monica Lewinski para que la ex becaria de la Casa Blanca declare ante el gran jurado a cambio de la concesión de inmunidad procesal. El acuerdo, confirmado por los abogados de Lewinski, es fruto de una reunión de cinco horas celebrada el lunes en un lugar secreto de Nueva York entre tres investigadores del equipo de Starr, la propia Lewinski y sus dos abogados.

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La inesperada decisión de la ex becaria de la Casa Blanca, que durante seis meses se había negado a acceder a las repetidas peticiones de Starr para conocer su versión de los hechos, podría poner en serios aprietos a Clinton si su testimonio ante el gran jurado contradice una declaración jurada del presidente en el caso Paula Jones, en la que Clinton negaba que hubiera mantenido relaciones sexuales con Lewinsky.Como las desgracias no suelen venir solas, Clinton sufrió el lunes una nueva derrota legal. En un controvertido fallo, que tendrá hondas repercusiones en el futuro comportamiento de los presidentes norteamericanos, un tribunal de apelaciones decidió que los abogados del Gobierno, adscritos a la oficina legal de la Casa Blanca, y, por tanto, pagados por los contribuyentes, no pueden ampararse en la confidencialidad de sus relaciones con sus clientes -en este caso, el presidente de Estados Unidos, o cualquier funcionario del Ejecutivo- para negarse a declarar ante un gran jurado.

Sin confidencialidad

El fallo, del que disintió uno de los tres jueces del tribunal, hará historia legal en Estados Unidos si no es apelado por la Casa Blanca y revocado por el Supremo. "Sería contrario a la tradición y a nuestro sistema de gobierno que se concediera a los miembros de la oficina jurídica de la Casa Blanca el mismo privilegio [de confidencialidad] al que tienen derecho los abogados privados. Los abogados gubernamentales no pueden invocar ese privilegio, ni ampararse en él para ocultar información ante un gran jurado, si en el curso de sus relaciones llegan a tener conocimiento de una información relativa a una conducta criminal".El resultado del fallo es que el segundo jefe de la oficina jurídica de la Casa Blanca, Bruce Lindsey, hombre de confianza de Clinton desde sus tiempos de gobernador de Arkansas, tendrá que volver a comparecer ante el gran jurado para responder a las preguntas relativas al caso Lewinsky que se negó a contestar en su anterior comparecencia amparándose en la confidencialidad de las relaciones abogado-cliente.

El objetivo de la reunión del lunes en Nueva York, en opinión de fuentes cercanas a la investigación, era doble: negociar una posible inmunidad procesal a cambio del testimonio de Lewinsky ante el gran jurado y comprobar la fiabilidad de sus declaraciones.

El pasado 16 de enero, en la primera, y, hasta el lunes, única entrevista mantenida por Lewinsky con los investigadores del caso, la ex becaria admitió haber tenido relaciones sexuales con Clinton en la Casa Blanca, pero negó que el presidente o cualquier otra persona la hubiera presionado para mentir bajo juramento. Sin embargo, en una declaración jurada sometida anteriormente en el juicio civil por pretendido acoso sexual de Bill Clinton, promovido por la ex empleada del Gobierno de Arkansas Paula Jones, Lewinsky había negado categóricamente esas relaciones. El presidente, en otra declaración jurada, también negaba haber mantenido relación sexual alguna con la ex becaria.

Si Lewinsky ratifica ante el gran jurado la existencia de esas relaciones, la espada de Damocles de un perjurio presidencial pendería sobre la cabeza de Clinton. Porque, contrariamente a la creencia extendida en algunos países europeos, entre ellos España, Starr no está investigando la conducta personal de Clinton, sino su posible implicación en tres posibles delitos federales, como perjurio, obstrucción a la justicia y falseamiento de declaraciones testificales.

Conviene recalcar que, aunque Starr pudiera probar ante el gran jurado la existencia de alguna conducta criminal por parte de Clinton, el fiscal especial no podría iniciar un proceso contra Clinton. Se tendría que limitar a realizar un informe ante la Cámara de Representantes, única institución facultada para iniciar un proceso de impeachment (procesamiento de un presidente).

Evitar al gran jurado

Por su parte, el equipo legal privado de Clinton, dirigido por el abogado criminalista David Kendall, continuó ayer sus intensas conversaciones con Starr para encontrar una fórmula de compromiso que evite a Clinton una comparecencia personal ante el gran jurado, un hecho sin precedentes en la historia constitucional estadounidense. El plazo de la citación judicial expiraba ayer, pero la oficina del fiscal especial ha hecho saber que no intentará forzar la obligatoriedad de la comparecencia mientras continúen las conversaciones.Entretanto, el clamor nacional a favor de que Clinton preste declaración de una u otra forma y ofrezca su versión de los hechos es unánime. USA Today resumía ayer el sentimiento de la prensa nacional con el título de su editorial: "Clinton debe testificar. La única pregunta es cómo".

[Por otra parte, Linda Tripp, cuyas grabaciones de Monica Lewinsky desataron la actual crisis, volvió a testificar ayer ante el gran jurado, informa Reuters. Tripp ya ha comparecido ante el tribunal en otras seis ocasiones y volvió la semana pasada, pero no llegó a declarar.]

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