Clasificación mundial de la corrupción
Nigeria, Bolivia, Colombia, Rusia, Pakistán, México, Indonesia, India, Venezuela y Vietnam. Estos son los diez países que encabezan el hit parade mundial de la corrupción, según un informe de la organización no gubernamental Transparencia Internacional, compuesta por juristas, antiguos altos funcionarios, banqueros y hombres de negocios, que desde 1993 se han fijado como objetivo la lucha contra la corrupción en las transacciones comerciales. España figura en el puesto 29, de los 52 examinados, con una tendencia a la baja.Transparencia Internacional se refiere al hablar de corrupción, fundamentalmente, a lo que aquí conocemos por comisiones, y su informe ha sido publicado en el último número de la revista francesa Le Nouvel Observateur. Pero la preocupación por la corrupción, afortunadamente no afecta sólo a las instituciones privadas, sino también a los organismos multilaterales. En la Segunda Conferencia de los Servicios para la Lucha contra la Corrupción, del Consejo de Europa, éste afirma que los sobornos y las extorsiones en las administraciones públicas "ha sobrepasado el marco de las conductas puramente individuales, llegando a ser una causa de deterioro sistemático de los presupuestos"; las consecuencias de la corrupción en la contratación pública son "la escalada de los precios de los proyectos, una calidad de prestación de los servicios infeior a la debida, y la programación y ejecución de proyectos antieconómicos e inútiles".
Según el Banco Mundial, se estima que el dinero distribuido por debajo de la mesa en comisiones y sobornos en un año se acerca a los 80.000 millones de dólares (alrededor de 12 billones de pesetas), una cifra ligeramente inferior, por ejemplo, a la aportada por el FMI a los tigres asiáticos para salir de la crisis. El Consejo de Europa cree que la corrupción en la contratación pública está cada vez más relacionada con la financiación ilegal de los partidos políticos y de las campañas electorales.
En el reportaje en el que se describe la actividad de Transparencia Internacional, los autores sostienen que existen dos posiciones empresariales sobre las comisiones: la de los patronos que estiman que la corrupción es un mal necesario del capitalismo, una especie de lubrificante que permite funcionar mejor a las economías agarrotadas; y la de los que entienden que las comisiones y los sobornos son el principal obstáculo para el desarrollo de los países emergentes porque desvían los recursos de los países pobres hacia los ricos, desvirtúan las cuentas públicas y sobrecargan los costes fijos de las empresas afectadas.
El Banco Mundial cree que el terreno mejor abonado para la corrupción pública es el de los países en transición entre dos sistemas económicos y el de los países en vías de desarrollo, aunque el hit parade contiene notables excepciones a este mapa señalado. El sector más lucrativo, y a la vez más opaco, es el de la venta de armas, en el que el montante de las comisiones (en general, el 10% de los contratos, dice el trabajo) alcanzaba los 25.000 millones de dólares por año. "El secreto que rodea al mercado de los armamentos, en manos de un club muy cerrado de especialistas, pone a éste al abrigo de un verdadero control y favorece todos los excesos". El informe no describe el papel del narcotráfico en el mercado de las comisiones.
Conforme ha avanzado esta plaga, la corrupción ha pasado de ser simplemente un problema de inmoralidad pública (y privada, pues además de funcionarios corrompidos hay empresarios corruptores) a uno de los principales obstáculos para el desarrollo y un factor central de inestabilidad política (recuérdese el papel de la corrupción en la reciente crisis asiática). Las instituciones internacionales que se ocupan de modo crítico de su existencia, y los expertos que la combaten, entienden que el mejor método para erradicarla es la existencia de controles democráticos: parlamentarios, presupuestarios y mediáticos. ¿Cuáles son los países menos corruptos en la clasificación citada? Dinamarca, Finlandia y Suecia. No por casualidad.
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