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RELEVO EN EL PODER EN TOKIO

La prioridad del nuevo líder es sacar al país de la recesión

Xavier Vidal-Folch

La prioridad del nuevo líder estriba en relanzar la economía, actualmente en fase de crecimiento negativo (al ritmo del 3,5%). Con objeto de superar esta recesión, el programa electoral de Keizo Obuchi ha propuesto congelar la ley de reforma del gasto público, a fin de poder desbordar el tope establecido en ella para el déficit público (3% del PIB).Al contrario, la propuesta presupuestaria es expansiva: estimular la demanda a través del consumo privado. Para ello se pretende reducir el impuesto de sociedades desde el 46% al 40%, acercándolo así a los baremos internacionales. También bajará el impuesto sobre la renta de las personas físicas: el tipo marginal, hoy del 65%, descenderá hasta el 50%, y el tipo sobre las rentas medidas también será disminuido, aunque Obuchi no ha precisado en qué grado. Y se eximirán del impuesto los intereses de las hipotecas de las viviendas. Todas estas medidas costarán anualmente unos seis millones de yenes.

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Compensar los ingresos

Para compensar ese menor ingreso al presupuesto y calentar la gélida coyuntura, el nuevo líder del PLD se ha comprometido a inyectar, durante este mismo año fiscal, diez millones de yenes, financiados por bonos gubernamentales. Esta cantidad debe añadirse a los 16,7 millones de yenes programados el pasado abril por el primer ministro dimisionario, Ryutaro Hashimoto. Todas estas cifras esconden alguna trampa (recalificación de partidas, vaciado de cajones), por lo que el dinero nuevo realmente movilizado, debe rebajarse en cerca de un tercio. Adicionalmente, se atornillarán algunos gastos. El cuerpo de funcionarios será reducido en un 20% a lo largo de 10 años. Un esfuerzo discreto, porque equivale a la tasa vegetativa de jubilaciones.Otra prioridad concomitante es el saneamiento del sistema bancario, aquejado por billonarios créditos de dudoso cobro. El programa prevé obligar a los bancos a ofrecer total transparencia sobre sus créditos enfermos y a exigir a sus gestores las responsabilidades pertinentes. El aún ministro de Exteriores se propone también proseguir algunas de las reformas estructurales enunciadas por Hashimoto, como la desregulación de los mercados financieros o la flexibilización de la rigidez del sistema educativo, protegiendo la personalidad individual frente al drástico comunitarismo intervencionista.

Internacionalmente, pretende afianzar la alianza con EEUU, ultimar para el año 2000 el Tratado de paz que ha preparado con Rusia (problema de las islas Kuriles) y profundizar las relaciones con China y Corea del Sur.

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