El partido hegemónico japonés rechaza el cambio al elegir a Obuchi como nuevo jefe de Gobierno
Más vale mediocre sensato por conocer que genio por descubrir. Con este criterio, los compromisarios del hegemónico Partido Liberal Democrático (PLD, conservador) japonés, eligieron ayer al continuista Keizo Obuchi como su nuevo presidente y candidato a primer ministro. Obuchi, que batió a sus dos rivales en la primera vuelta, llamó a los jóvenes rebeldes a mantener la unidad -sin ésta, peligra su elección al Gobierno- y prometió rápidas medidas económicas. Los mercados le recibieron con resignación, y los países vecinos, con cortesía.
ENVIADO ESPECIAL
El férreo control del aparato y los pactos subterráneos entre las distintas facciones del partido reportaron al ex ministro de Exteriores Obuchi 225 votos. Le sobraron 19 sobre la mayoría absoluta de los 411 votos válidos emitidos. Muy atrás quedaron el favorito de las finanzas, Seiroki Kijiyama (102) y el líder de los jóvenes, Junichiro Koizumi (84).Este resultado augura su muy probable elección parlamentaria, el próximo jueves, como nuevo jefe de Gobierno de la segunda economía mundial. No se trata de una legislatura completa. Sería tan sólo hasta septiembre de 1999 -si nadie fuerza antes el adelanto electoral-, porque el mandato adquirido ayer es por el período que le restaba a su antecesor, Ryutaro Hashimoto, como cabeza del partido.
Ambos cargos, partido y Gobierno, están vinculados, pues el Partido Liberal Democrático ostenta en la Dieta (Cámara baja) una mayoría de 14 escaños. Sólo una eventual ruptura interna o una pelea entre las facciones que le apoyaron ayer la podría obstaculizar. Por eso Las primeras palabras de Obuchi se dirigieron a los jóvenes rebeldes, pidiéndoles "unidad" y postulando la "reconciliación".
Los rivales derrotados
¿Caerán en saco roto? Depende de sus rivales derrotados. El más radical, Koizumi, populista, divorciado, heterodoxo, fue enigmático: "Los resultados muestran que la actual situación es fuerte, pero no podemos retroceder, desplegaré todos mis esfuerzos para lograr que el PLD obtenga el respaldo ciudadano". El veterano Kajiyama amagó y no dio. "Hoy es un punto de partida, prometo hacer lo mejor y tomar el liderazgo", aseveró, dejando en la bruma si formará una nueva facción o abandonará el partido para formar otro. La fronda es factible, si se junta ese grupo con los que apoyan a Koizumi. De ellos, hay 35 airados, que vienen conspirando desde hace días, por temor a que el principal grupo opositor, el Partido Demócrata, centroizquierdista, les barra en las legislativas del año 2000.Pero la oposición está hoy fragmentada que nunca y una semana es escaso tiempo para que frague alianzas con los que acarician la disidencia. Y el hábil urdidor de compromisos que es Obuchi dispone de bazas para alcanzar el puesto. Por ejemplo, ofrecer puestos, como el clave de ministro de Finanzas -por ejemplo a Kajiyama-, o sacrificar aún más su ya discreto perfil en el altar de la unidad.
Ayer insinuó ambas cosas, al afirmar que el ministro de Finanzas será una "persona competente y fiable" y al presentarse como un hombre "consciente de que mi aptitud es limitada, pero profundamente consciente de mis responsabilidades en estos tiempos de revés". "Haré lo que pueda en bien del partido y de la nación para superar la difícil situación", prosiguió Obuchi. "El asunto más urgente es reconstruir la economía japonesa y sacar a la gente de la incertidumbre", concretó, a cuyo fin se propone aprobar "cuanto antes" la ley para reflotar bancos en crisis.
Su mensaje de reactivación económica no se circunscribió al mercado interior. "Me esforzaré en convertir el decrecimiento económico en crecimiento, porque la economía japonesa afecta a Asia y al mundo entero", silabeó en su primera rueda de prensa, con dedicatoria a la ansiedad de los EEUU y de los países vecinos. Estos - los ministros de Exteriores de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), en Manila- la recibieron con cortesía.
La reacción de los mercados financieros, aún abiertos a la hora de la elección, parecía trocar la hostilidad mostrada hasta ayer, contra la figura del hombre fuerte y del experto en economía, en una cierta resignación. La respuesta final, sea cual sea, comenzará a conocerse a lo largo del día.
Los inversores asiáticos, europeos y norteamericanos, se encuentran a la espera.
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