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La revuelta de los votantes en Japón

Los Gobiernos japoneses normalmente no dimiten después de perder una elección para el Senado, que no es tan importante. Pero la derrota que los votantes infligieron al gobernante Partido Demócrata Liberal (PDL) el domingo fue tan contundente que el primer ministro, Ryutaro Hashimoto, decidió dimitir. El PDL esperaba obtener en torno a 60 de los 126 escaños en liza. Sólo logró 44. El revés fue muy merecido y Hashimoto hizo bien en dimitir. Durante gran parte de sus dos años y medio en el poder, su Gobierno no ha hecho ningún esfuerzo serio para reactivar la segunda economía del mundo. (...) El aspecto más positivo de esta elección puede ser la aparición en escena del Partido Democrático, dirigido por Naoto Kan, el político más popular de Japón, como un rival potencial para el PDL. Kan se granjeó su popularidad hace dos años, cuando, como ministro de Sanidad, se enfrentó resueltamente a la resistencia burocrática a resolver un escándalo sobre contaminación de bancos de sangre por el virus del sida. El PDL siempre se ha recobrado de pasados reveses electorales. Pero, dado que Japón se enfrenta a su peor crisis económica del periodo de posguerra, andar trampeando durante dos años más hasta la siguiente elección ya no es una opción aceptable. Los mercados financieros internacionales no lo tolerarían y el resto de las economías de Asia tampoco puede permitírselo. Ahora parece que también los votantes japoneses han acabado perdiendo la paciencia.

15 de julio

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