Fusión sin tópicos

Se puede calificar sin lugar a dudas de indagación muy seria de la fusión de lo danzístico español con otras formas de baile este nuevo aporte de los Arrieritos. No hay nada tópico, ni lugares comunes zarzueleros o seudofolclóricos; no hay un volante ni un olé, pero la estructura escénica es profundamente española y moderna y hasta con un auténtico acento jondo.Teresa Nieto ya nos había dado muestras hace años de su interés en este motivado baile que une con profundidad sanguínea la estructura de lo contemporáneo con el baile español de tradición y tacón. La compañía, fiel a sí misma, arma el producto desde la creación colectiva en una más que justificada democracia de la inspiración; y así, se componen espléndidos dibujos en dúos y tríos hasta producir esa fluidez que llega con una honestidad sin coqueteos superficiales.

Destáquese la nueva presencia de Kelian Jiménez, El Negro, bailaor con un a mordiente no demasiado elástica pero de gran fuerza y que contribuye a dotar de autenticidad calé la oferta.

Tras la síncopa barroca hay un paso a tres que crea un divertimento pleno de sugerencias y escapes virtuales, siendo todo una especie de diálogo intimista en que resalta, por ejemplo, la madurez de la propia Nieto, quien abre el espectáculo con un solo que es más una ofrenda que un simple fragmento de danza. El espectáculo Ande yo caliente... se apoya en unas sutiles y envolventes luces y en un vestuario eficaz y de refinado colorido.

Como número final, la obra recala en el terreno de la ironía y Florencio Campo despliega su capacidad mímica sobre la letra más que apasionada, melodramática, de la canción Lo eres todo, de Luz Casal; ya es difícil tocar este género en idéntica cuerda como lo ha hecho Almodóvar en el cine. El público, aunque no muy numeroso, reconoció con entusiasmo el alto nivel y seriedad de esta propuesta que reúne bajo el aura siempre algo misteriosa del flamenco un poso de danza contemporánea entendido en profundidad.