Ni una cosa ni la otra

Leo en la prensa que el Ayuntamiento de Valencia prepara una excepción a la ley de drogodependencias de la Generalitat, que prohíbe el consumo de alcohol en la vía pública. Es decir, que las autoridades han considerado conveniente levantar el veto y dejar que los ciudadanos consuman bebidas alcohólicas en la calle durante la jornada festiva. Lo que constituye una aberración y un peligro público todo el año se torna en actitud lícita durante las fiestas.Ni una cosa ni la otra. No es justo que por los desmanes de un sector minoritario de la juventud se impida que el ciudadano pueda disfrutar en compañía de los amigos de una copa en la calle. Hay que recordar que, a pesar de los abusos, todavía existe el llamado "bebedor social", que sabe disfrutar de las diferentes bebidas que le ofrece el mercado, de forma responsable y consciente, durante las reuniones y encuentros que en verano, por motivos climáticos, se trasladan a la calle.

Tampoco es justo que, con la excusa de la celebración de determinadas fiestas patronales o en cualquier jornada festiva, determinados individuos sin el menor sentido cívico se crean con el derecho de invadir la calle durante toda la noche, organizando un gran bullicio, numerosos comas etílicos y un rastro propio de un estercolero, provocando el malestar lógico de los sufridos vecinos.

Ni una cosa ni la otra. Ni las leyes secas ni la permisividad total. Por eso, también parece ilógico que las autoridades se obstinen en obligar a los fabricantes a etiquetar sus bebidas incluyendo mensajes como: "Producto nocivo para la salud".

Esta leyenda, lejos de orientar al consumidor, provoca confusiones, ya que muchos estudios médicos demuestran que el consumo moderado de bebidas alcohólicas, por personas sanas y adultas, resulta beneficioso para la salud. Lo lógico es que los mensajes implantados por las autoridades también contemplen este aspecto, informando sin sesgos de los aspectos beneficiosos y de los peligros del alcohol.-