100 imágenes de las raíces de Hemingway

La exposición que inaugura hoy el Círculo de Bellas Artes de Madrid se titula Hemingway y España, pero las casi 100 imágenes que forman el grueso de la muestra son una panorámica de toda su geografía. El escritor niño, sus padres, su casa de Cuba, Pamplona, la guerra, pescando, cazando, con amigos, solo, bebiendo o comiendo. Su amigo y biógrafo José Luis Castillo-Puche, comisario de la muestra, presentó ayer al autor del El viejo y el mar como un adulto víctima de su infancia, más borracho de soledad que de alcohol y un apátrida que encontró en España las raíces de una tierra que hizo suya. "En España encontró sentido a la vida y a la muerte", señaló ayer el biógrafo.

La exposición Hemingway y España, que permanecerá abierta hasta el próximo 30 de julio y que viajará durante un año por 12 ciudades de toda España, se ha adelantado un año a la fecha real del centenario del nacimiento de Hemingway (el 21 de julio de 1899) para hacer así un guiño -según explicó ayer el director del Círculo de Bellas Artes, Cesar Antonio Molina- a la mentira que durante años el escritor mantuvo sobre su edad para poder entrar en las filas de la Primera Guerra Mqundial.La muestra (que se empezó a instalar ayer por la mañana a pesar de que se inaugura hoy) cuenta con primeras ediciones en castellano de sus libros, los carteles de toros de las corridas a las que el escritor acudió en España, un vídeo con documentos de su vida, cartas al torero Antonio Ordóñez, a Scott Fitzgerald y a John Dos Passos y una biografía en 100 imágenes (desde una serie de casi una docena de retratos, a momentos junto a sus cuatro mujeres, sus hijos y sus amigos).

Gran parte de los documentos inéditos que se exhiben (cartas y algunas fotografías) pertenece al archivo de José Luis Castillo-Puche. "Ernesto sabía ser amigo de sus amigos, se consagraba a ellos como a los toros", señaló ayer el biógrafo y amigo de Hemingway, que describió al premio Nobel norteamericano como un hombre débil e inseguro, aterrorizado por la muerte y con una colección de fantasmas de su infancia merodeando siempre por su cabeza: "Ernesto estaba obsesionado por el suicidio de su padre. Le consideraba un cobarde y tardó mucho tiempo en entender por qué se había matado. En cambio, idolatraba a su abuelo, que fue a la guerra y para él luchó como un valiente". Según Castillo-Puche, la costumbre de la madre de Hemingway de vestir de niña a su único hijo varón también traumatizó al autor de Adiós a las armas y Por quién doblan las campanas.

Baño de sangre

Pero, de todos, fue un espeluznante suceso el que propició su extraña atracción y repulsión por la sangre: Hemingway tenía 9 años cuando acompañó a su padre, que era médico, al parto de una mujer india. El nacimiento se complicó, y el padre del escritor improvisó, sin anestesia y con un cuchillo de caza, una cesárea.Los gritos de la mujer india provocaron tal desesperación en su marido que el hombre, ante los ojos de Hemingway, agarró un cuchillo y se atravesó la garganta para suicidarse y sumarse al sufrimiento de su mujer. Aquel baño en sangre siempre acompañó al autor de Fiesta, y su padre nunca se perdonó haberse llevado a su hijo consigo aquella tarde. "Ernesto no dormía bien, y además siempre lo hacía con la luz encendida. Si no lo creen, pregunten en el hotel Suecia, allí saben cómo en su habitación jamás se apagaron las luces. Ernesto estaba lleno de miedos y obsesiones", continúa Castillo-Puche, que el próximo día 6 ofrecerá en el Círculo de Bellas Artes una conferencia sobre Hemingway, una lectura que ilustrará la exposición y que se completará con una mesa redonda al día siguiente, en la que hablarán sobre diferentes aspectos de la vida y la obra del escritor los especialistas Ramón Buckey, Alonso Fernández y Douglas Laprade.