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Un hombre sangriento e inocente

José Luis Castillo-Puche califica a Hemingway como un hombre tan sangriento como inocente. Castillo-Puche escribe en la introducción a la exposición y al catálogo de 63 páginas editado para la ocasión que el escritor le dijo una vez que el valor sólo es "una huida hacia adelante"."Llegué a tratar a Ernesto íntimamente lo bastante para descubrir que su arrogancia vital y su triunfalismo no eran más que una máscara para disimular su debilidad, su inseguridad y sobre todo su terror a la muerte. El hombre que acudía a todas las batallas internacionales, a las cacerías al corazón de África, a la pesca de altura al Caribe, no era más que un ser aterrorizado que no podía ni dormir con la luz apagada".

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100 imágenes de las raíces de Hemingway

Sobre su sentimental relación con España (en la exposición también se recoge la obra de Ramón Buckey sobre el Madrid de Hemingway), el biógrafo destaca la primera visita que le impactó: la del museo del Prado. "Ernesto encontró en Goya los contrastes que le interesaban. En su epílogo a Muerte en la tarde Hemingway confiesa que quiere escribir como Goya pinta. Ernesto escribe: "Ningún pintor ha sido capaz de pintar todo lo que ha visto, sentido, tocado, palpado, husmeado, saboreado, bebido, montado, sufrido, vomitado, jodido, sospechado, observado, amado, odiado, deseado, temido, detestado, admirado, aborrecido, destruido... pero el menos Goya lo ha intentado".

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