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ENCUENTRO DE SUPERPOTENCIAS

Washington y Pekín anuncian que sus misiles nucleares han dejado de apuntarse

ENVIADO ESPECIALEl presidente de EEUU, Bill Clinton, y el de China, Jiang Zemin, protagonizaron ayer en Pekín una de las escenas políticas más sorprendentes de la década. Ante decenas de periodistas sostuvieron un debate sobre los sucesos de 1989 en Tiananmen, los derechos humanos y la situación en Tíbet. Ambos concluyeron proclamando que sus diferencias no les van a impedir profundizar en su cooperación. Como prueba anunciaron un primer acuerdo por el cual ambos países renuncian a apuntarse con sus misiles balísticos nucleares.

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Clinton y Jiang utilizaron a fondo la compartida voluntad de entendimiento y su buena química personal para encarrilar la primera visita de un presidente norteamericano a China desde los graves sucesos de Tiananmen. Ésta, que comenzó mal a causa de las detenciones de disidentes chinos, continuó ayer en un tono sombrío dado el marco que Jiang escogió para darle la bienvenida oficial a su huésped: la misma plaza de Tiananmen, donde las medidas de seguridad fueron extraordinarias.El encuentro entre los dos líderes, que duró algo más de dos horas, se celebró en el Gran Palacio del Pueblo. Ambos salieron con el acuerdo de los misiles balísticos. Esa decisión, que fue adoptada en su día por rusos y estadounidenses para marcar el final de la guerra fría, tiene un significado simbólico, puesto que estos misiles pueden volver a orientarse en cuestión de minutos. Pero, como subrayó Clinton, "elimina por completo la posibilidad de un lanzamiento accidental; es una muestra de mutua confianza y respeto y envía un mensaje de contrapeso a las recientes pruebas nucleares de India y Pakistán".

Y es que Clinton y Jiang salieron de la reunión con una idea clara: sus diferencias y las críticas que reciben cada cual en su país no van a impedirles seguir caminando por la senda de reconciliación iniciada con la visita de Jiang a EEUU el pasado otoño. "Estados Unidos y China", dijo el líder chino, "están construyendo una asociación estratégica para el siglo XXI, lo que no es sólo un interés compartido, sino un elemento clave para la paz, estabilidad y prosperidad de Asia y del mundo". Clinton hizo comentarios parecidos: "El porvenir de la humanidad exige que China y EEUU caminen juntos por el ladoadecuado de la historia".

Tras la reunión comparecieron juntos ante los periodistas en el Gran Palacio del Pueblo. Cada uno hizo una declaración inicial. Jiang dijo que, pese a la buena voluntad mutua, los dos países "tienen diferentes puntos de vista en algunos asuntos como resultado de sus diferentes sistemas sociales, ideologías, valores y tradiciones". Y puso el acento en una de ellas: Taiwan, "el asunto más importante para China". Jiang dijo que le había exigido a su huésped el cumplimiento de los tres comunicados conjuntos en los que EE UU acepta la idea de la existencia de una sola China.

Críticas de Clinton

Cuando llegó su turno, Clinton también expresó sus diferencias. Reafirmó su compromiso con el principio de "una sola China", pero instó a Pekín a utilizar la vía negociadora con Taiwan. Dijo que había instado a Jiang a "dialogar directamente con el Dalai Lama a cambio del reconocimiento de que Tíbet es una parte de China con una particular herencia cultural y religiosa". Y tras señalar que, "como es bien conocido, nuestra principal diferencia es sobre los derechos humanos", Clinton criticó la represión de Tiananmen en 1989.Jiang invitó entonces a los periodistas a formular preguntas, y éstos las hicieron sin la menor restricción. Si hasta ahí todo fue normal, lo que ocurrió a continuación no tiene precedentes. Clinton y Jiang comenzaron a debatir en público sobre todos y cada uno de los asuntos conflictivos. Y lo hicieron con una franqueza extraordinaria, pero sin perder jamás la cortesía y el buen humor. "Creo que esto es democracia", dijo Jiang hacia el final, arrancando las risas de su huésped y los periodistas. Era democracia, pero duró una hora. Se produjo en la catedral del maoísmo y fue retransmitida en directo a toda China. Una revolución.

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