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Kevin Smith se confiesa sorprendido por el éxito que obtienen sus películas en Europa

El realizador estadounidense cierra en Valencia el festival Cinema Jove

Lo primero que le sorprendió fue la nutrida asistencia a su presentación en el festival que le rinde homenaje en Valencia y que hoy cierra sus puertas. Cinema Jove proyecta tres filmes escritos y dirigidos, y a veces interpretados, por este realizador de 27 años que ha sido premiado en festivales como el de Sundance o el de Cannes y que parece resumir en su obra el espíritu de la generación joven. Pese a su resistencia a convertirse en emblema de nada, dijo estar "satisfecho, aunque sorprendido por el éxito de mis películas en España" y confesó su inquietud por convertirse en objeto de culto.

Enfundado en una camiseta y pantalones cortos, el autor de películas como Clerks, Mallrats o Persiguiendo a Amy, empezó negando suavemente que se considere a sí mismo portavoz de nada: "Me parece exagerado que se me tome por representante nada menos que de una generación. La verdad es que tengo la impresión de no tener nada que ver con nadie, salvo, a veces, con mis amigos o mis actores. Y además detesto las etiquetas".El realizador del ciclo que ya se conoce como Trilogía de New Jersey trabajó hasta los 19 años en una tienda de comestibles y se matriculó en la Vancouver Film School, que abandonaría tres meses después para escribir el guión de Clerks, su primera película, producida a costa de malvender su excelente colección de cómics. El éxito de esta película y su triunfo en el festival de Sundance le permitieron financiar su segunda producción. Aún recordó extrañado la acogida en un festival de Tokyo. "Siempre he creído que mi sentido del humor era muy regional, no sólo norteamericano sino de New Jersey y hasta propio de mi pandilla. Es, además, un humor muy basado en los diálogos, así que me quedé asombrado cuando unos cuantos centenares de japoneses reían sin parar precisamente en los momentos de la película que estaban hechos para eso. Y en versión original". Es la misma impresión que tiene en Europa. Ayer inquirió por la traducción española del slang utilizado en sus películas, sonrió y comentó que "a lo mejor resulta que en el sentido del humor de mis películas los diálogos son menos importantes de lo que yo creía". En cualquier caso, la excelente acogida europea a su cine es evidente. ¿Se debería tal vez a una mayor permisividad? "Es cierto que han tenido aquí más éxito que en Estados Unidos, y la prueba es que me han invitado a este festival. Ahora, para saber si el lenguaje sexual explícito y el hecho de que mis personajes consuman algún tipo de drogas puede ser una explicación a eso, tendría que conocer algo más este continente. Pero no hay duda de que mi cine conecta muy bien con los jóvenes de aquí".

A Kevin Smith le siguen gustando aquellas películas de su infancia, tipo La guerra de las galaxias, pero cree que no podría hacer un cine de esa clase, porque "está lleno de personajes que apenas hablan, no hay sexo y no hacen otra cosa que pelearse todo el tiempo. Las veo y lo que me pregunto es qué hace toda esa gente en planetas tan inhóspitos y arenosos. Me interesan más los suburbios de las grandes ciudades, trabajar con situaciones en las que un personaje pueda preguntar a otro cuántas pollas ha chupado esa noche". Los cómics le siguen gustando, y trabaja bastante en la escritura de los suyos propio. El realizador se mostró lacónico respecto del proyecto frustrado de hacer una nueva versión de Supermán con Tim Burton. "Escribí un guión, como por encargo, pero Tim pasó mucho de esa historia, tal vez porque no coincidimos en la visión del personaje". Su próxima película, Dogma, gira en torno de las religiones y las iglesias. "Me gustaría que se moviera algo más hacia lo fantástico, un territorio nuevo para mí, en un tono de comedia quizás más marcado que Esperando a Amy".

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