Fischler queda bien con todos

El comisario europeo de Agricultura, Franz Fischler, ha quedado bien con todos. En su propuesta de reforma del aceite de oliva se granjeó las antipatías españolas y obtuvo pronto el beneplácito del resto de productores, encabezados por Italia. En el maratoniano consejo de esta semana ha defendido con extraordinario vigor las propuestas españolas y fue un elemento fundamental para conseguir que las asumiera la presidencia.El comisario ha logrado además una cierta contención del gasto, aunque las presiones de última hora de los países mediterráneos acabaron provocando un crecimiento del gasto de más de 20.000 millones, algo más de lo esperado. Y ha conseguido por fin establecer un sistema de ayudas que deje de estimular el crecimiento de la cosecha porque a partir de ahora serán los productores de cada país los que paguen las penalizaciones por producir más. Eso, claro está, a costa de España, que aunque mantiene prácticamente las mismas ayudas con el nuevo sistema que con el antiguo, es la gran pagana del establecimiento de cuotas nacionales y pierde peso específico en el reparto final de las ayudas. Si en la campaña 96-97 le han correspondido el 46% de las ayudas, las nuevas cuotas le asignan un peso específicon definitivo del 42,8%.

Pero los perjuicios causados por Fischler a España han quedado en parte atenuados por su actuación en el Consejo de ministros. En los debates se ha alienado con las tesis españolas tanto al defender el sistema de reducir el precio de la ayuda por kilo para aumentar el total de aceite a subvencionar como al presionar en favor de un ligero aumento presupuestario para el aceite de oliva. Y ha honrado su compromiso de poner nuevo dinero sobre la mesa para ayudar a la aceituna de mesa.

Las presiones de Fischler y de los países productores empezaron a producir efectos pasadas las nueve de la noche de ayer, cuando los países ricos parecían dispuestos a admitir un incremento adicional del gasto comunitario de entre 28 y 30 millones de ecus. Al final se disparó hasta los 60 millones de ecus (más de 10.000 millones de pesetas).

Eso permitió aumentar el total de aceite a subvencionar en más de 21.000 toneladas para España, pero la oposición de Portugal acabó recortando la última oferta y la ampliación para España se quedó en algo menos de 20.000 toneladas más de las que había en la propuesta anterior y al mismo tiempo aumentar sustancialmente las cuotas de los demás productores. Fue el punto de equilibrio.

Un funcionario español atribuía este cambio de actitud del comisario austriaco en el hecho de que "durante esos días no le ha asesorado ningún italiano".