Caballero: "Si te lo piensas, no lo haces"

"Hace poco el Niño de la Capea me dijo algo con lo que estoy de acuerdo: si te lo piensas mucho no lo haces". Dicho y hecho. Desde entonces, Manuel Caballero no piensa en otra cosa: "Es el reto más importante de mi vida. Nunca había tenido ni una responsabilidad ni una preocupación tan grande". Hoy a las siete de la tarde, en la tradicional corrida de Beneficencia, le esperan 6 toros 6. Pero victorinos.

"Ha sido algo que ha surgido. Por mi parte, ni lo he provocado ni lo he buscado", afirma el matador de 27 años, a la vez que se declara plenamente consciente del reto: "En la vida, hay cosas que pasan pocas veces. Ésta, sin duda, es una de esas oportunidades". Caballero se descubre por primera vez en sus siete años de alternativa delante de un cartel en el que únicamente figura su nombre. "Y en Madrid, en Beneficencia y frente a los victorinos".Aún con dudas de si se encuentra delante de un sueño o una pesadilla, el albaceteño se detiene en el pasado reciente: "Hace año y medio me encontraba toreando en el valle del Tiétar en corridas que no quería nadie y cobrando lo justo para cubrir los gastos. Hoy, aquí", y añade: "Ahora tengo la temporada encarrilada. Desde San Isidro , no he parado y tengo unas perspectivas buenísimas. Yo mismo me pregunto qué necesidad tengo de pasar por esto. Si lo miro bien, tengo mucho que perder".

En un principio, la corrida de esta tarde estaba pensada para el propio Caballero, José Tomás y Rivera Ordóñez. El primero en renunciar fue Tomás. La causa, el hierro designado de Puerto de San Lorenzo. Según el apoderado del madrileño, no ofrecía suficientes garantías para una nueva, la quinta, comparecencia en Madrid. Las distintas combinaciones terminaron en la posibilidad de un mano a mano entre los nombres restantes. Una nueva baja y... en esto apareció Victorino Martín. "No pensaba volver hasta la Feria de Otoño. Pero, si hay que ayudar a la fiesta, hay que estar dispuesto. Todos los años, me gusta quedarme con cinqueños. De hecho, tenía ya todo vendido. Pero, un poco por hacer un favor... El caso es que no me podía negar", afirma el ganadero de Galapagar. Sobre el asunto de que sea un solo espada el designado, Victorino se muestra entusiasta: "Me parece bien. Ahora, tras San Isidro, todo el mundo sale corriendo. Se acabó aquello de que en Beneficencia participan los triunfadores de la feria. Además, ya lo he dicho repetidas veces, estoy encantado con este matador". Este año, Caballero, además de en Madrid, se ha encontrado con su ganadería en Castellón. Los resultados de esas faenas hicieron que Victorino señalara al diestro como el elegido.

Caballero, por su parte, se niega a aceptar la etiqueta de especialista en victorinos: "Una temporada, Ordóñez toreó una sola vez en Madrid. Lo hizo frente a los Pablo Romero. Cuando se quiere ser figura, hay que estar en todas y dar a cada toro lo que pide. Al de aguardiente, una buena lidia, y a los nobles, el toreo que uno siente. Tienes que solventar las dificultades como vienen. Incluso, porque una mala tarde la tiene cualquiera, hay que sobreponerse a las broncas. En definitiva, cuando estás en el ruedo hay un toro y un torero. Uno se tiene que imponer al otro".

Una "gesta" Por otra parte, rehaciéndose a dudas y temores, el matador se afana en determinar la importancia de su cita: "No hace mucho tiempo dije que no quería comerme el mundo, que me conformaba con darle bocaditos. Quizá se me interpretó mal. Quiero comerme el mundo. Lo que ocurre es que lo quiero hacer poco a poco. Y por eso estoy aquí". De paso reconoce otros valores añadidos a lo que no duda en calificar de "gesta". "Esto es un espectáculo y hay que darlo. Hay que mover la fiesta. Es como el ciclismo: la gente quiere ver escapadas. Los años pasados, el peso de dos o tres matadores ha sido muy fuerte. Esta temporada las cosas están cambiando. La competencia empuja. Somos muchos los jóvenes que venimos con ganas".