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"La curiosidad mueve la vida"

Miguel Ángel Villena

En 1991 Jostein Gaarder daba clases de Filosofía en un instituto de secundaria de Bergen, la segunda ciudad de Noruega. Poco podía sospechar aquel anónimo profesor nórdico de provincias que apenas unos años después iba a figurar entre los autores más vendidos del mundo, un escritor que ha logrado tanto el respaldo entusiasta de millones de lectores como el favor de la crítica especializada. El mundo de Sofía, un manual pensado para estudiantes adolescentes, se convirtió en uno de los libros más vendidos y traducidos de esta década. Desde entonces Gaarder ha publicado dos nuevos libros, El enigma y el espejo y Vita brevis; ha abandonado la enseñanza y se ha comprado una casa en Oslo. Pero ni el estilo literario ni la vida cotidiana de Gaarder han registrado cambios profundos, pese a su condición de multimillonario. Así lo demuestra en su último libro, ¿Hay alguien ahí?, recién publicado en España por Siruela, y en manifestaciones como "la curiosidad es lo que mueve la vida" o "la distinción entre literatura infantil y literatura para adultos siempre resulta algo artificial".No hay duda de que a este afable escritor noruego, nacido en Oslo en 1952, casado desde hace 25 años y padre de dos hijos, le atraen más las preguntas que las respuestas. "La curiosidad", señaló ayer en una entrevista telefónica, "ha llevado a la Humanidad a la luna, nos permite entender mejor nuestro entorno y nos ayuda a vivir mejor. Claro que también me interesan las respuestas, pero las preguntas siempre nos hacen avanzar. Hoy en día, en un mundo marcado por Internet y por una información global, resulta relativamente fácil encontrar muchas respuestas, pero la verdadera dimensión del interés por conocer se halla en los interrogantes que planteamos. Creo mucho en la curiosidad y en la habilidad para plantear preguntas. Los niños siempre preguntan, mientras que los adultos vamos perdiendo interés por las cosas".

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Construido a partir de una larga historia que un tío ya maduro cuenta a su sobrina, ¿Hay alguien ahí? describe la relación, durante unas horas, entre ese adulto cuando era niño y un extraterrestre. Definido por algunos como una especie de El principito, de Antoine de Saint Exupéry, pero a la inversa, el nuevo libro de Gaarder aborda temas clásicos como la vida en otros planetas, el origen del mundo, la familia o la amistad desde una perspectiva universal y válida para todos los públicos.

"Es cierto", comenta Gaarder, "que algunos libros están destinados sólo para adultos y yo he escrito alguna obra de esas características como Vita brevis. Pero también es innegable que muchos libros sirven igual para niños que para adultos. En realidad, yo creo sencillamente en las historias. Una buena historia debe interesar a todos". En su actual condición de escritor y también a partir de su experiencia como profesor, Gaarder anima a los padres a leer historias a sus hijos pequeños. "Es la mejor fórmula", apostilla, "para aficionar a los más jóvenes a la lectura. Se trata de seguir esa tradición de siglos donde los padres contaban relatos a sus hijos, porque escuchar una historia o leer un libro es un ejercicio interactivo y no algo pasivo como cuando te sientas frente al televisor o ante un ordenador".

Fascinado por la capacidad de fabular e imaginar que todos albergamos, Jostein Gaarder sostiene que la fantasía no está reñida con la observación de la realidad y su influencia sobre las personas. "Ahora bien", comenta, "todos soñamos todas las noches y desde ese punto de vista es una necesidad tan perentoria como tener en cuenta la realidad. Todos nacemos con la habilidad de imaginar y, por tanto, es una facultad que debemos usar".

Entre la cotidianidad y el juego, lo verosímil y lo fantástico, se mueve ¿Hay alguien ahí?, donde un Joakim ya adulto evoca su infancia y brinda a su sobrina Camilla unos consejos que resumen la filosofía de este autor noruego, hijo de una escritora de literatura infantil y de un profesor de instituto.

Dice este Joakim-Jostein Gaarder al final del libro: "Creo que algunos de los encuentros más importantes de nuestra vida ocurren mientras dormimos. Algunos sueños pueden ser tan nítidos que nos parecen más reales que la vida en los profundos valles. Recordar un sueño es casi tan difícil como coger un pájaro con la mano. Pero algunas veces es como si el pájaro viniera a posarse sobre nuestro hombro por voluntad propia".

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