36.000 alumnos se juegan en tres días su acceso a los estudios universitarios
Las opciones universitarias de 36.000 estudiantes madrileños, en su mayoría de 17 o 18 años, se dirimen a partir de mañana a lo largo de tres días y más de doce horas de exámenes. Llega un año más la selectividad, una prueba que, pese a su carácter controvertido, sigue vigente como "filtro necesario" para ajustar la demanda de plazas universitarias públicas y una oferta que en Madrid todavía presenta un déficit de unas 5.000 unidades. Quien se quede fuera tendrá que esperar todo un año, marcharse a alguno de los cinco campus privados de la región, con matrículas en torno al millón de pesetas, o rediseñar sus planes de futuro.El panorama para el futuro es más prometedor. Hace sólo tres años, la escasez de plazas rondaba las 15.000, pero ahora las autoridades educativas confían en que las curvas de oferta y demanda se crucen en torno al 2003.
Mientras tanto, los alumnos madrileños tienen que mirar por sus buenas notas. Por la cuenta que les trae. Pero es muy probable que las notas de corte bajarán en casi todas las carreras unas pocas décimas respecto a las que se fijaron para el curso 1997-98.
Aunque hoy estarán algo nerviosos, la gran mayoría de los que empiezan mañana a examinarse lograrán el aprobado. La gran selección se ha producido justo antes -en el COU o en segundo de Bachillerato, según el plan de estudios-, donde los suspensos rondan el 45% del total. En cambio, la prueba selectiva la sacan adelante más de cuatro de cada cinco alumnos.
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Incorrecciones idiomáticas
El 35% de los jóvenes no logra cursar los estudios universitarios que desea
En cuanto a la forma de corrección de estos ejercicios, ya no son sólo las faltas de ortografía, a partir de la tercera, las que se penalizan con puntos negativos (hasta un máximo de cuatro). El reglamento por el que se rige la actual selectividad también deja muy claro que un muchacho que aspira a la condición de universitario debe cuidar la presentación y demostrar que domina adecuadamente la sintaxis, la puntuación y un vocabulario rico y adecuado. Los encargados de organizar las pruebas lo han dejado muy claro. "En ningún caso", se subraya en el apartado de criterios ortográficos y lingüísticos de corrección, "un ejercicio con reiteradas incorrecciones idiomáticas podrá obtener la calificación de aprobado".A los alumnos de la LOGSE -unos 3.500, el 10% del total- se les han proporcionado esta vez etiquetas adhesivas para que la identificación de su ejercicio la pueda hacer un lector óptico mediante un código de barras. El moderno sistema, que el año pasado sólo había ensayado de forma experimental la Autónoma, permite asegurar aún más el anonimato del examinando que con el viejo método (un código de números y letras). Si esta especie de ensayo general sale bien, la identificación mediante código de barras se generalizará en uno o dos cursos.
Otra novedad de este año, ésta de carácter organizativo, es que la Universidad Rey Juan Carlos se estrena, en su campus de Móstoles, como sede para las pruebas de selectividad, informa Susana Moreno. Estas aulas serán por primera vez escenario de los exámenes para 181 alumnos, todos procedentes de la LOGSE. La cifra representa un escueto 30% de aprobados respecto a los 600 jóvenes que cursaron este año segundo de bachillerato en la ciudad, un porcentaje demasiado bajo y que bordea lo "preocupante", según se reconocía en la comisión interuniversitaria que ha preparado la prueba selectiva.
Los edificios elegidos en Móstoles para su debú con las pruebas escritas son la Escuela de Informática y el instituto de secundaria Juan Gris. Los examinandos son vecinos de Móstoles y de Alcorcón. El próximo curso, la Rey Juan Carlos estrenará edificios propios en los campus de Móstoles y Alcorcón, donde estudiarán 2.700 alumnos, frente a los 300 del curso que acaba.
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