Clinton sostiene que es fundamental la retirada militar de Kosovo
El presidente norteamericano, Bill Clinton, interpretó ayer como «un paso en la dirección correcta» el acuerdo alcanzado en Moscú entre el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, y su homólogo ruso, Borís Yeltsin, según informó Mike McCurry, portavoz de la Casa Blanca. McCurry, no obstante, precisó: «Nada justifica la continuidad de la brutal campaña de violencia por parte de las fuerzas de seguridad serbias. Su retirada es fundamental».
Madeleine Albright fue particularmente crítica con ese acuerdo, que no satisface todas las exigencias norteamericanas. La secretaria de Estado, en una comparecencia ante el Senado, reiteró que EE UU sigue dejando abierta la puerta a «todas las opciones», incluidas las militares, para resolver el conflicto. Milosevic, según Albright, no ha satisfecho la mayoría de las exigencias de EE UU. La secretaria de Estado reconoció la existencia de «algunos progresos» en las conversaciones entre el líder yugoslavo y el presidente ruso, pero añadió que el primero no adoptó un firme compromiso para «detener los sufrimientos» de los kosovares y tampoco para retirar las tropas serbias que están reprimiendo con violencia las protestas de la mayoría albanesa de ese territorio. «Es injustificable que continúe la matanza de civiles y el despoblamiento de aldeas», declaró Albright en su intervención ante el comité de Exteriores del Senado. La secretaria de Estado criticó en concreto al presidente yugoslavo por condicionar cualquier retirada de sus tropas al fin de los ataques de los separatistas albaneses. Milosevic, según Albright, debe retirar sus fuerzas militares en cualquier circunstancia. «Los líderes de la OTAN», añadió, «no han descartado el uso de la fuerza. Los planes militares continúan». Albright reiteró, sin embargo, que EE UU prefiere una solución diplomática de la crisis de Kosovo. Las principales exigencias norteamericanas son el alto el fuego, la retirada de las tropas serbias, la reanudación de las conversaciones directas entre Belgrado y los líderes albaneses, el establecimiento de un sistema de control y el regreso de los refugiados.La mayoría republicana del Senado reafirmó su apoyo a esa política, recordando que fue emprendida durante la presidencia de George Bush. «Milosevic comprendió en 1990 que EE UU estaba dispuesto a emprender acciones militares unilaterales para evitar un conflicto que potencialmente puede extenderse a Grecia, Macedonia, Turquía y Albania, y afectar al corazón de la unidad de la OTAN», declaró el senador Mitch McConnell. Estados Unidos, a diferencia del Reino Unido, no cree que sea necesaria una resolución específica del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para legitimar una eventual acción militar aliada contra las fuerzas represivas serbias en Kosovo. Rusia presentaría su veto a una resolución semejante.
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