Desmantelada una banda internacional acusada de asaltar mil pisos y empresas
Eran en su mayoría de Kosovo, tenían entrenamiento militar y demostraron una habilidad endiablada para pulverizar la estadística policial: en menos de un año y medio cometieron supuestamente un millar de robos a pisos y empresas de toda España. La policía detuvo ayer en Madrid, Barcelona y Berlín a 71 personas por su presunta vinculación a una red criminal, con ramificaciones internacionales, dedicada a desvalijar viviendas -algunas habitadas- y reventar cajas fuertes de empresas. En la operación, que sigue abierta, fueron bloqueadas tres cuentas en Berlín destinadas al blanqueo.
Dos robos al día, 60 al mes, un millar en casi año y medio. Ésta era la frenética media que, según la policía, imprimieron Alessandro Passino, alias Bruno, y su lugarteniente, Marco Fatmir, a su extensa organización. Ambos se alojaban en un pequeño apartamento alquilado -80.000 pesetas al mes- del número 4 de la calle del Maestro Guerrero, en Madrid. Altos, fuertes, rubios, su conducta no despertaba las sospechas de sus vecinos. Bajaban con puntualidad la basura, apenas recibían visitas y estaban al corriente de los pagos. Sólo su horario, volcado en la madrugada, despertaba algún recelo. "Volvían muy tarde, casi al amanecer, y daba la impresión de que no tenían trabajo fijo", advirtió el portero del edificio.La policía detectó los primeros movimientos de la banda a principios de 1997. Apoyados por una amplia red internacional, procedían de Alemania, donde también se habían dedicado al robo. Para entrar en España, siempre según la policía, emplearon documentación falsa y en sus movimientos, como por ejemplo el alquiler de pisos, utilizaban a terceras personas. Una vez asentados en el país, situaron su base de operaciones en Madrid y sus alrededores y en Barcelona. Cada una, con su propio jefe.
"Altamente profesionales", en palabras de los investigadores, sus miembros más destacados tenían experiencia militar por haber luchado en las guerras de los Balcanes. Y la empleaban a la hora de cometer sus asaltos. Actuaban de noche, en grupos de cuatro, vestidos con monos oscuros y botas militares y siempre con coches alquilados de mediana cilindrada. Sus objetivos, según la policía, se fueron multiplicando con el paso de los meses: robos a pisos y chalés de zonas residenciales, butrones en cajas fuertes de empresas, grandes almacenes y naves industriales -para ello empleaban radiales, sopletes y hachas-, falsificación de tarjetas de crédito, tráfico de droga y exportación ilegal de coches a los países del Este.
Madrid, Toledo, Cuenca, Galicía, Andalucía y Valencia sufrieron sus últimos golpes -más de 200 fueron cometidos en zonas urbanas y el resto en rurales-. Como colofón a esta escalada, la banda, aprovechando el verano, preparaba una campaña de robos en pisos y chalés de las zonas turísticas de Alicante y Valencia.
El botín obtenido lo cambiaban en marcos y lo enviaban a Alemania físicamente o bien mediante una transferencia. Este dinero pasaba entonces a otros miembros de la organización, que tras el cobro de una comisión lo remitían a Kosovo o Albania.
Sus movimientos fueron detectados por la Unidad Central de Policía Judicial; en parte, porque algunos de sus integrantes pertenecían, según el director general de la Policía, Juan Cotino, a un grupo de características similares, descabezado en noviembre de 1996 en Madrid por su presunta participación en 200 robos.
La redada, denominada Balcanes II, se lanzó ayer simultáneamente en Madrid, Barcelona y Berlín, ciudad donde se practicaron tres detenciones y siete registros con el objetivo de desmantelar la red de recepción de divisas. En Madrid fueron arrestadas 55 personas -27 en la calle y el resto en siete pisos, dos de ellos en Móstoles y Torrejón-. En Cataluña -Barcelona, Sitges y Parts del Vallés- se produjeron 13 arrestos, entre ellos el del jefe de zona, Gani Potera, de 40 años.
Tres de los detenidos fueron sorprendidos cuando acaban de robar depiladoras de una fábrica de Castelldefels. Tenían una sierra radial, dos mazas, máscaras, una cuerda para escalar y pasaportes falsificados.
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