Ricos y pobres se dan una tregua en la batalla financiera

La batalla financiera entre ricos y pobres no acabó en sangre durante la primera jornada. Se acordó terminar la batalla de la Agenda 2000 -el marco presupuestario para el septenio 2000-2006- en una cumbre especial, en marzo, y peinar sus últimos flecos en junio.La firmeza de las posiciones enfrentadas se envolvió en suavidad. Todos se acomodaban al primer borrador de conclusiones redactado por la presidencia británica, que «toma nota» de las distintas posiciones al modo fotográfico, sin decantarse. Así, el texto recoge que la Comisión trabaja sobre la hipótesis de mantener el techo actual de los recursos financieros propios (el 1,27% del PIB, aunque no lo menciona explícitamente), «pero algunos Estados miembros no lo aceptan», como España. Plasma que Bruselas realizará un informe sobre «las posiciones presupuestarias relativas», como exigían los paganos, sobre todo Alemania y Holanda. Y sobre todo, su petición de «crear un mecanismo para corregir los desequilibrios presupuestarios» (a imagen del cheque británico), pero también refleja que «algunos Estados miembros se oponen». El presidente del Gobierno español, José María Aznar, recordó su negativa al «techo financiero del 1,27% del PIB, hasta conocer el coste exacto de las políticas que se harán y la factura de la ampliación», por temor a que resulte insuficiente y al final la factura de todos los proyectos se pague con el dinero hoy dedicado a los menos prósperos.