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Arafat trata de integrar a Hamás en su Gobierno

El presidente palestino, Yasir Arafat, y los dirigentes del partido fundamentalista Hamás se reunirán mañana en Gaza para dialogar con respecto a la formación de un nuevo Gobierno, en un intento desesperado del propio Arafat por evitar una moción de censura, iniciativa que tratan de impulsar desde el Consejo Consultivo o Parlamento una serie de diputados indignados con la corrupción y el nepotismo existente en el Ejecutivo.

El encuentro entre Arafat y Hamás se produce en un momento especialmente delicado para la formación fundamentalista, ya que sus máximos dirigentes se encuentran desde hace más de dos meses encarcelados en una prisión de Gaza y su líder espiritual -el jeque Yassin, de 65 años- aquejado de un delicado estado de salud, se ve obligado a viajar por los países musulmanes amigos, en espera de que las autoridades israelíes le den permiso para regresar a su país.«Un cambio de nombres en el Gobierno palestino, sin que ello signifique modificar comportamientos y estructuras, no hará más que agravar la crisis política», aseguró a EL PAÍS el máximo responsable de Hamás, el cirujano Mahmoud Al Zahar.

El portavoz de Hamás, que se mostraba reacio a participar en un hipotético Gobierno de unidad nacional presidido por Arafat, recalcó que la represión a la que se encuentra sometida su organización es el fruto directo de los Acuerdos de Oslo y responsabilizó de la represión a las dos partes firmantes del pacto, ya que aseguró que más de 3.000 militantes y simpatizantes están en las cárceles de Israel, mientras que otros 150 están confinados en las palestinas.

«Hamás no desaparecerá, ya que estamos profundamente enraizados en la sociedad palestina. Somos la única alternativa islámica y verdadera. La fuerza más importante en las organizaciones de estudiantes universitarios, en las asociaciones profesionales e incluso en los municipios. Somos la representación real de nuestro pueblo», añadió el portavoz de Hamás.

Las actividades políticas y sociales de Hamás, que mantiene una importante red asistencial en los territorios autónomos palestinos, es una de las excusas esgrimidas por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para negarse a realizar un repliegue en los territorios ocupados de Cisjordania, alegando que necesita crear una zona tampón entre su país y los territorios palestinos.

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