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Reportaje:

Hollywood enseña a su público a desconfiar de la política y de los medios de comunicación

"The Truman show" culmina una temporada de cine crítico con el sistema en EE UU

En los cines de Estados Unidos corren vientos de crítica hacia la política, la prensa, la televisión y el engaño general en que vive el público. Pero lo insólito y sospechoso son los nombres de sus instigadores. Nombres como Twentieth Century Fox, Paramount Pictures, Warner Brothers. Distribuidores muchas veces de mediocridad cultural, se han dado cuenta de lo rentable que es dar, a veces, una leve sacudida al sistema del que ellos mismos forman parte. Wag the dog, Primary colors y Bulworth marcan esta tendencia, que culmina ahora con el estreno de The Truman show.

Para adquirir credibilidad en el Hollywood de 1998 hay que financiar una película supuestamente rebelde, con un mensaje ácido contra el sistema, que revele al gran público la gran mentira de nuestra sociedad. Esta consigna fue respaldada definitivamente la semana pasada con el exitoso estreno de la llamada «película de la década», The Truman show.Dirigida por Peter Weir y protagonizada por Jim Carey, que ahora quiere pasarse al cine serio, The Truman show trata de un joven que vive, sin saberlo, en el decorado de un programa de televisión retransmitido por satélite a todo el mundo. Su familia, vecinos y amigos son actores, y su vida la decide un productor megalómano.

El ingenioso argumento ha cautivado a toda la crítica de EE UU: se la ha calificado de «absorbente» y «visionaria», y se anuncia que dominará los oscars del año que viene y cambiará para siempre el cine de Hollywood. Da la casualidad de que la película es muy buena, pero en medio de este exceso se han oído voces de alarma, como la de Edward Rothstein en The New York Times. «Quiero escapar de la insistencia de que somos víctimas de fuerzas superiores», dice este columnista. «Empiezo a sospechar que esa insistencia es el verdadero engaño: nos engañan para que creamos que estamos siendo engañados».

Esa sensación no parece fuera de tono en un año que empezó con Cortina de humo (Wag the dog), en la que un productor de cine se inventaba un conflicto bélico y lo retransmitía por la CNN para desviar la atención pública de un escándalo sexual del presidente. La película se estrenó mientras estallaba en Washington el escándalo Lewinsky y la prensa nacional era objeto de crítica desde dentro y desde fuera.

La cosa siguió con Primary colors (Universal), acerca de los trapos sucios de la campaña electoral que llevó a Bill Clinton a la Casa Blanca, y, más recientemente, con Bulworth (Fox). En esta nueva película de Warren Beatty, recibida por la crítica con tanto entusiasmo como las antes mencionadas, un senador de California, deprimido y hastiado por la política, se disfraza de negro al estilo hip hop y empieza a lanzar consignas a ritmo de rap sobre la falacia de los medios de comunicación, las grandes empresas y los mecanismos de Washington. «Se pueden decir cosas en una película», ha dicho Beatty. «Se puede decir que a los negros se les trata mal en EE UU y que los ricos controlan la política. Es una simplificación, pero hay que decirlo».

Manipulación mediática

Exigir coherencia en sus mensajes a los grandes conglomerados del entretenimiento es una ingenuidad, pero no deja de ser irónico que los creadores de Batman e Independence Day hablen ahora de manipulación mediática. Para destapar sus propios entresijos aún hay que remitirse a Robert Altman y su El juego de Hollywood (The player), de 1992. Joe Eszterhas lo ha intentado hace poco con An Alan Smithee film, un fracaso estrepitoso. Precisamente el guionista de The player tiene ahora preparada otra película satírica que se titula 20 billion y que irá a la yugular del presidente de Microsoft, Bill Gates, y el inversor millonario Warren Buffet.La atmósfera de desconfianza hacia el sistema no sólo viene de Hollywood. El escritor, actor y productor independiente Michael Moore acaba de soltar una bomba sobre la empresa Nike y su presidente, Philip Knight, con su documental The big one, sobre las abusivas prácticas de empleo en las fábricas de esa conocida marca. Moore es un crítico de las grandes multinacionales que ya hizo lo mismo con General Motors.

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