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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La vuelta del Parque Jurásico

Los Rolling Stones comienzan en Núremberg su gira europea

El público estalló cuando apareció Keith Richards tocando por centésima vez el arquetípico Satisfaction e iniciando así el primer concierto de la gira europea Bridges to Babilon (Puentes a Babilonia) de los Rolling Stones. El legendario grupo británico de rock reunió en el Zeppelin Feld (Campo de Zepelin) de Núremberg (Alemania) a unos 80.000 fans llenos de satisfacción por poder finalmente, después del aplazamiento de la gira, ser testigos de la vuelta de los dinosaurios del rock.

Los Stones tuvieron que aplazar tres semanas la gira -que debía haber comenzado a fines de mayo en Berlín- a causa de lesiones en el pecho y las costillas sufridas por Keith Richards en un accidente doméstico. ¿Qué había pasado? Al sacar un libro de la estantería de su biblioteca se cayó de la escalera. El portavoz del sello discográfico Virgin en Berlín tuvo que aclarar: «¡No estaba borracho!». Tanto sorprende este hecho como la supuesta cantidad de libros que tiene.

Un día antes del concierto Keith Richards (53 años) tuvo que demostrar en un pase de fotos su buen estado de salud haciendo algunos ejercicios. A las preguntas de los periodistas respondió de manera lacónica.

Dejarse la piel

En Núremberg todo eso pareció olvidado. Los fans que habían pagado entre 8.000 y 12.000 pesetas por las entradas se reunieron ansiosamente sobre un campo enblandecido por cuatro días de lluvia. Al empezar el concierto, los Rolling Stones estaban dispuestos a dejarse la piel. Y el público alemán lo agradeció. ¿Quién podía creerse que una simple caída de una escalera iba a detener a los Rolling Stones y su armada de 80 camiones y 270 integrantes de la comitiva? Las piedras ruedan de nuevo. Y en los siguientes cuatro meses de su gira europea los Rolling Stones darán un total de 32 conciertos. La gira europea forma parte de la gira mundial que iniciaron en Chicago el año pasado y que les ha llevado por Norteamérica, Japón y Suramérica.Los fans en Núremberg fueron los primeros en Europa que pudieron asombrarse ante este rearme gigantesco del escenario; una maravilla babilónica. Los Rolling Stones siempre han sabido cómo montar un espectáculo. En el campo abierto se levantaba una construcción de 25 metros de alto por 54 de ancho flanqueada por dos enormes muñecas inflables. Los elementos de escena, muchos de los cuales hacen referencia a Babilonia, fueron iluminados por 500 focos de luces. Ciento sesenta altavoces con una potencia total de 200.000 vatios no dejaban nada que desear. Por la enorme pantalla de vídeo se podía seguir cualquier detalle.

Pero, a pesar de la opulencia técnica, el centro del show sigue siendo el rock & roll. Y los principales actores son los cuatro Rolling Stones: Mick Jagger (54 años), Ron Wood (50), Charlie Watts (56) y Keith Richards (53), que reúnen así sobre el escenario más de 200 años.

En el concierto Mick Jagger se movió sin parar como una peonza y demostró que a su edad, y después de 36 años en los escenarios, sigue estando en forma. La energía que despliega este abuelo del rock bajo los focos es asombrosa. A Keith Richards no se le notaron las lesiones para nada. Habrá otros guitarristas con mejor técnica, más rápidos o con mayor capacidad de improvisación, pero él es Mister rock & roll. Con su rostro arrugado , marcado por las intoxicaciones del pasado, parece un reptil del otro mundo.

El estruendoso rock de Sus satánicas majestades inundó el campo y abarrotó al público de todas las edades. A mitad del concierto un puente móvil acercó a los músicos hasta poco más de dos metros del público.

El repertorio de los Stones incluyó pocas canciones de su más reciente álbum, Bridges to Babilon, y una selección de los clásicos a lo largo de casi 30 años. Cuando se extinguieron los últimos acordes de Brown sugar y después de dos horas y media, los Stones con su música y la carga energética que desbordaron dieron por terminado el camino por el puente mesopotámico. El público alemán quedó convencido de que estos dinosaurios del rock viven eternamente y el buen rock & roll no tiene edad.

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