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El Gobierno aparta a Barea de la elaboración de los Presupuestos de 1999 sin explicación

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno ha excluido al jefe de la Oficina Presupuestaria de La Moncloa, José Barea, del diseño de los Presupuestos de 1999. No ha habido explicación oficial de la marginación de Barea, nombrado en su día directamente por el propio José María Aznar, pero sí se conoce el malestar que el último informe del veterano profesor, contradictorio una vez más con las cifras oficiales del Ejecutivo, había provocado en el vicepresidente y ministro de Economía, Rodrigo Rato. Barea no estará en la Comisión de Políticas de Gasto, el organismo decisorio en la elaboración presupuestaria, que preside Rato.

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El jefe de la Oficina Presupuestaria de La Moncloa, dependiente directamente del presidente del Gobierno, sí participó en la elaboración de los Presupuestos generales del Estado de los ejercicios de 1997 y 1998 como miembro de la citada Comisión de Políticas del Gasto, tal y como figura en las respectivas órdenes del Ministerio de Economía y Hacienda recogidas en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Según la orden de 1997, la Comisión la preside el ministro de Economía y Hacienda y está integrada por los responsables de los grandes centros gestores y el secretario de Estado de Hacienda, con asistencia del director de la Oficina del Presupuesto de la Presidencia del Gobierno y coordinada por el secretario de Estado de Presupuestos y Gastos.Sin embargo, en la orden publicada en el BOE el pasado 30 de abril en la que se relacionan los integrantes de dicha comisión no aparece esta vez el cargo que ocupa el veterano profesor.

Las funciones de la Comisión

La citada orden establece también las funciones de dicha comisión, centradas en elaboración de los Presupuestos. Este organismo, que maneja la mejor información sobre las cuentas de la economía española, "analizará el contenido presupuestario de las políticas y actuaciones públicas, tomando en cuenta tanto los objetivos que se pretenden alcanzar como los recursos de que se dispone para ello y formulará propuestas acerca de las prioridades apreciadas respecto de los ingresos a obtener y de los gastos a realizar en el ejercicio de 1998", dice la orden.La participación de José Barea en dicha comisión era lógica, según las funciones que le asigna el decreto de su nombramiento como jefe de la Oficina Presupuestaria de la Presidencia del Gobierno, que corrió a cargo del propio José María Aznar. El artículo 4 del real decreto del 10 de mayo de 1996, que recoge su nombramiento, señala textualmente: "Bajo la dependencia del presidente del Gobierno se crea la Oficina del Presupuesto. Su titular tendrá el rango de secretario de Estado. Corresponde a esta oficina asistir al presidente del Gobierno en la formulación de la política presupuestaria así como en el seguimiento de los Presupuestos Generales".

Las funciones de José Barea, según el decreto de su nombramiento, no se limitaban, por tanto, al control de los presupuestos. También tenía como objetivo su participación en su elaboración, tal y como recogió la orden de 1997. Ningún representante del Gobierno -ni el presidente José María Aznar, ni el ministro de Economía y Hacienda, Rodrigo Rato, ni el secretario de Estado de Hacienda, Juan Costa, ni el secretario de Presupuestos, José Folgado- ha dado ninguna explicación oficial sobre dicha exclusión.

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El hecho es que, un mes antes de su apartamiento oficial, José Barea entregó su último, y como ha sido habitual en los dos años que han pasado desde su nombramiento, polémico informe al Gobierno, en el que concluía que la evolución de los gastos e ingresos, según sus previsiones, iba a impedir a España cumplir con sus compromisos europeos de déficit público. El informe precisaba cómo algunas partidas básicas de gasto no habían sido contabilizadas por el Gobierno para embellecer las cifras de déficit público.

Según este informe, el déficit público se situaría en el año 2000 en el 2,5% del Producto Interior Bruto (PIB), un punto por encima de lo pronosticado, y ello se debería a no haber incluido partidas de gasto no contabilizadas hasta ahora, como la indemnización a los afectados por la colza, decidida en una sentencia judicial reciente; el "agujero" de RTVE; el costo de la modernización y profesionalización del Ejército; las transferencias de Educación y el "agujero" de la Seguridad Social, un asunto en el que, para mayor disgusto del departamento que dirige Rodrigo Rato, se defienden las mismas tesis que esgrimió el candidato socialista a la Moncloa, José Borrell, durante el pasado debate del estado de la nación. El PSOE, en un informe elaborado posteriormente y titulado "La madeja presupuestaria del Gobierno del PP", ha evaluado el gasto no contabilizado en 2,7 billones de pesetas.

El malestar de Rato

El ministro de Economía y Hacienda, Rodrigo Rato, reaccionó airadamente cuando conoció, el pasado mes de marzo, el citado informe, que ponía en cuestión el "saneado estado oficial de las cuentas públicas". En fuentes de la Administración era conocido el malestar creciente hacia la figura de José Barea dentro del Gobierno, especialmente en el departamento que dirige Rato. En este sentido el apartamiento de Barea de la Comisión de políticas de gasto impedirá también al veterano profesor acceder a la información más cualificada sobre la razón de las cuentas del Estado.¿Esta marginación es el primer paso para un ulterior cese del jefe de la Oficina Presupuestaria de La Moncloa, un profesor con un gran prestigio intelectual no sólo a escala nacional? Existen serias dudas porque su cese tendría que decidirlo directamente el propio José María Aznar, y pondría en evidencia al presidente del Gobierno por "matar al mensajero" que sistemáticamente echa jarros de agua fría a la política propagandística del Gobierno al cuestionar sus cifras oficiales macroeconómicas.

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