_
_
_
_
NEUROLOGÍA

Los científicos ven el miedo en acción

Es tarde, en una noche fría, con niebla y sin luna, y usted regresa sólo a casa por una calle larga, estrecha y oscura. Todo está en silencio, excepto por unas pisadas... las suyas ¿o no? Ve algo en movimiento en las sombras. Aprieta el paso, y se le acelera el corazón, a la vez que se le encoge el estómago y se le eriza el vello de la nuca. Son las clásicas manifestaciones de una emoción llamada miedo.El miedo es producto de un sistema nervioso que ha evolucionado para detectar el peligro y producir automáticamente una respuesta rápida de protección. El cerebro está programado para responder a peligros rutinarios, pero también puede aprender acerca de nuevos peligros rápidamente. Si tenemos suficiente suerte como para sobrevivir a una experiencia potencialmente fatal, el sistema de defensa aprende de ella para ayudarnos a evitar amenazas similares en el futuro.

Pese a ser una de las emociones más básicas, se conoce muy poco acerca de cómo están representadas en el cerebro las respuestas emocionales. Sin embargo, ha habido últimamente un enorme interés por averiguar dónde exactamente residen en el cerebro las rutas del miedo. Cuatro investigaciones acerca de las rutas del miedo en el cerebro se han dado a conocer hace unos días.

Se ha sugerido que las emociones y el aprendizaje emocional residen en el llamado sistema límbico de las profundidades cerebrales. Pero recientemente, a medida que se han desarrollado técnicas más sensibles de escáner, los científicos han sido capaces de centrarse más específicamente en emociones individuales.

Todas las emociones han evolucionado por diferentes razones y, por tanto, no es sorprendente que tengan rutas y centros diferentes en el cerebro. La percepción del miedo ha sido localizado en un área específica del sistema límbico denominado la amígdala. Estudios previos realizados en ratas y en personas con el cerebro dañado habían apuntado hacia esa región, pero ahora ha sido vista en acción directamente en voluntarios sometidos en experimentos a situaciones y estímulos de miedo, asi como haciendo juicios sociales acerca de personas desconocidas.

Dos investigaciones presentadas en la revista Neuron y otra en Nature (4 de junio) han utilizado técnicas de imagen cerebral para estudiar la memoria emocional condicionada por el miedo. El condicionamiento es el tipo de aprendizaje por el que asociamos un estímulo previo neutro (como una cara o un sonido desconocidos) con otro estímulo, que puede ser desagradable.

Christian Buchel del Departamento Wellcome de Neurología Cognitiva y sus compañeros explica en Neuron que las caras asociada con un sonido desagradable conducen rápidamente a una respuesta adversa a la cara sola, y las regiones del cerebro implicadas en la mediación de esta respuesta están en la amígdala. Kevin LeBar demuestra, también en Neuron, un descubrimiento similar en el sentido de que la amígdala es específica y tempranamente activada en el aprendizaje del miedo y también en la extinción del miedo.En el tercer estudio, Ray Dolan y colegas indican que la amígdala también esta involucrada en la mediación inconsciente de las respuesta emocionales aprendidas (cuando ni siquiera sabemos que hemos visto al amenazador). Esto se hace mostrando un rostro enfadado, condicionado para ser considerado desagradable, durante un breve periodo de tiempo justo antes de mostrar una cara neutra. Aunque los voluntarios no se dan cuenta siquiera de que han visto el rostro desagradable, se activa la ruta del miedo de la amígdala.

En el cuarto estudio, también publicado en Nature, Antonio R.Damasio y sus compañeros ponen estos hallazgos en un contexto de comportamiento. Ellos destacan el papel de la amígdala en la obtención de conocimiento socialmente relevante sobre la base de la apariencia de la cara.

Los investigadores han descubierto que los pacientes con daños en la amígdala en ambos hemisferios cerebrales tienden más a juzgar a individuos desconocidos como fiables y amistosos que quienes carecen de daños o sólo tienen lesionada una parte de la amígdala.Esto, presumiblemente, depende de la capacidad de acceder a recuerdos pasados en experiencias emocionales previas. .

Nature News Service.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_