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Reportaje:

La ecología y las finanzas

Las similitudes entre el mundo de la ecología y el de las finanzas pueden parecer escasas pero sí existe algo en común, datos en cantidad. La diferencia es que, en ecología, el desarrollo de métodos para extraer tendencias significativas de los datos se ha retrasado respecto a la recolección de los datos. El resultado es que generaciones enteras de ecólogos tendieron a considerar la recogida de datos como un fin en sí mismo, con poca idea de lo que se debería hacer con ellos.

Por ejemplo, cada día un biólogo marino llamado Allen llegaba al extremo del muelle del Instituto Scripps de Oceanografía en La Jolla, California, y dejaba caer un cubo en el agua. Cada día contaba los diversos tipos de algas unicelulares denominadas diatomeas en el plancton. Siguió haciendo ésto durante más de 20 años.

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¿Pero con qué objetivo? ¿Cómo aislar los diversos factores, biológicos y climáticos, cuya compleja interrelación resulta en los datos observados? ¿Cómo diferenciar las tendencias reales, el ruido causado por el error experimental de medida y el ruido aparente resultante de la interacción de factores climáticos y biológicos? Y además, sobre todo, cómo extraer tendencias significativas de tal masa de números estadísticamente ruidosos?

Solución

La solución requirió el desarrollo de técnicas matemáticas completamente nuevas que deben mucho a la teoría del caos. Pionero en ellas fue Robert May, en el Reino Unido, y un colega suyo en EE.UU. Vieron las enormes cantidades de datos acumuladas como un desafío. Sus nuevos métodos les permitieron extraer patrones y predecir tendencias a corto plazo. Esta técnica encontró aplicaciones más allá de la ecología. Por ejemplo, las utiliza el Instituto Australiano de Meteorología para predecir lluvias.May y su colega llegaron a cotas más altas. May es ahora un destacado asesor científico del Gobierno británico y su colega es un banquero conocido pero que no quiere ser identificado. Tras su éxito inicial, recuerda el ecólogo convertido en banquero "estuve a la búsqueda de datos". Su búsqueda llevó a una reunión con un colega que había estudiado monos en Pakistán pero que se había dedicado luego a la banca como director de riesgos. Así se le abrieron las puertas al bisoño analista financiero, quien se encontró con una maravillosa fuente de datos abundantes y ruidosos, maduros para su análisis por las técnicas de predicción no lineales que había producido. El todavía cree que la banca es una forma de ecología -ecología del comportamiento humano-. Ve su trabajo como una vía para modelar el comportamiento humano.

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