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Reportaje:

"Muchas orquestas están hartas de charlatanes que se creen directores"

Jesús Ruiz Mantilla

Rafael Frühbeck de Burgos ha llegado a España para sacudir a la Orquesta Nacional de España (ONE). El director español, que el pasado marzo debutó como emérito con la formación, se ha propuesto hacer de ella un grupo con un proyecto internacional. «Hoy en día, una gran orquesta tiene que aspirar a jugar los mundiales», dice. Y, para ello, Frühbeck tiene muy claro que se necesitan más grabaciones y giras, muchas giras. Las grabaciones han comenzado con repertorio español. El jueves aparece en el mercado un disco con suites de Isaac Albéniz (BMG Clásico), y próximamente se lanzarán otros dos con composiciones de Manuel de Falla y Joaquín Rodrigo. Así se rompe el largo episodio de una orquesta que no grababa discos desde hace 16 años.

Frühbeck de Burgos (Burgos, 1933) ha vuelto para salvar a la orquesta de la que fue director titular entre 1962 y 1978. «Entonces, los músicos me eligieron a mí por votación, cuando ni siquiera había democracia en España», cuenta como si hubiese pertrechado una hazaña de pionero. Esta vez trabaja con la orquesta como emérito, aunque ejerza funciones de titular, por las que, puntualiza, «no cobro ni un duro, eso que quede claro».

Autoridad artística

Si ha vuelto ha sido por cariño y porque se lo pidieron, y desde su debú presume de no haber tenido una mala crítica. «La orquesta tiene sus cualidades y sus defectos», dice, «y últimamente, a lo mejor, lo que le hacía falta era alguien que la dirigiera bien», afirma sin el menor sonrojo. Y es que, para él, «una orquesta necesita directores que demuestren autoridad en el mejor sentido de la palabra, en el sentido artístico, no en el de los galones, alguien que en los ensayos y en los conciertos demuestre cosas importantes; porque si no es así se encabritan, lógicamente, y es normal, porque muchas orquestas están hartas de charlatanes que se creen que por tener un palito en la mano ya son algo», apunta. «Y con eso no basta. Para dirigir una orquesta hay que saber», advierte.Frühbeck es un hombre enérgico, que no puede disimular en los rasgos de su cara su ascendencia alemana. Para atender a periodistas durante toda la mañana del lunes ha elegido una camisa estampada de flores llamativa que suaviza la personalidad que le da su voz, a veces estruendosa. El maestro no sólo dedica su tiempo a la orquesta española hasta que se encuentre un titular, también es responsable de la Orquesta de la Radio de Berlín, al frente de la que permanecerá por lo menos hasta el 2003.

El inicio de nuevas grabaciones, que han tenido lugar en el Auditorio Nacional, ha sido para la orquesta un revulsivo. «Pero no sólo eso, también han demostrado que grabar discos no era nada extraño para ellos», dice el maestro, que ha grabado más de cien en su carrera.

Las piezas de Albéniz (Suite Iberia y española), Falla (Noches en los jardines de España, El sombrero de tres picos y El amor brujo) y Rodrigo (Concierto de Aranjuez) que han grabado o tienen previsto grabar fueron abordadas por el director español hace 30 años con la Philarmonia Orchestra. «Son discos que hasta el momento se han considerado de referencia en el mundo», asegura. «Espero que estas nuevas grabaciones con la ONE las desbanquen y se conviertan a partir de ahora en el ejemplo a seguir».

Color orquestal

Frühbeck tiene claro cuáles son los problemas de la orquesta y por dónde debe dirigirse. «Es una orquesta con personalidad, con sonido hermoso, con una autenticidad en el repertorio español que han demostrado siempre, desde los tiempos de Pérez Casas, Ataúlfo Argenta y mi primera época. Y tienen gran sentido del ritmo y del color orquestal, algo propio de las formaciones latinas», dice. Pero los problemas no son artísticos, sino burocráticos.«Hay que cambiar la legislación», propone. «Para una orquesta no valen leyes de incompatibilidades. No puedo contar con alguien que dé clases y forme parte de la orquesta al mismo tiempo, y eso es una barbaridad porque aquí tenían que estar los mejores maestros del país», asegura.

Otro de los problemas que lleva de cabeza a Frübeck es el de la enseñanza. «En España se vive un gran auge de la música culta», dice. «Se han construido nuevos auditorios, se han formado muchas orquestas, pero el 80% de sus miembros son extranjeros». De todas formas, peor sería que no hubiese ni una cosa ni la otra, y Frühbeck es optimista con respecto al futuro: «Espero que las cosas cambien».

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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