Los paramilitares asesinan y queman a los 25 campesinos que secuestraron en Colombia
Barrancabermeja vivió ayer con horror el fin de una pesadilla que arrancó el 16 de mayo. Ese día, unos 50 paramilitares llegaron a este puerto petrolero colombiano y en una noche de sangre asesinaron a ocho personas y secuestraron a 25 jóvenes. Hace una semana, en vísperas de las elecciones, el presidente Ernesto Samper presidió allí un Consejo de Ministros, y prometió a la enfurecida población crear un comité para «buscar y devolver a las personas desaparecidas». Ayer, el mismo Gobierno dio la noticia macabra: todos los detenidos fueron asesinados y luego incinerados.
«Queda claro que eran 25 subversivos del ELN (Ejército de Liberación Nacional) y el EPL (Ejército Popular de Liberación). Todos fueron escuchados, sometidos a juicio, ajusticiados y luego incinerados», dice el comunicado que los paramilitares de la provincia de Santander enviaron a la comisión oficial creada para dar con el paradero de los detenidos.La noticia fue recibida con rabia e impotencia en Barrancabermeja, tal vez la ciudad más combativa de Colombia, sede del poderoso sindicato de trabajadores petroleros, y también la ciudad más militarizada del país.
Barrancabermeja es el eje de la rica y conflictiva zona del Magdalena Medio, en pleno centro del país. Allí operan 22 frentes guerrilleros, y allí también nacieron a finales de los ochenta los grupos paramilitares y la llamada limpieza comunista. Desde hace un tiempo se venía rumoreando la llegada de los paras a este puerto sobre el río Magdalena, una de las pocas poblaciones de esta zona donde jamás se habían atrevido a incursionar.
Según denuncias de la población y de ONG, las fuerzas militares realizaron controles y requisas minutos antes de la llegada de los asesinos la noche del 16 de mayo. Para los que conocen esta conflictiva región, resulta claro que los paras no podían entrar allí sin contar con un fuerte apoyo.
«La protesta se va a sentir», anunció un dirigente sindical petrolero, «todos los colombianos debemos rechazar este acto criminal». De nuevo, los ciudadanos se plantean la posibilidad de un paro cívico. El obispo de la ciudad, monseñor Jaime Prieto, llamó a «la cordura» ante este hecho «que transpasa los límites de la racionalidad».
Hace casi tres semanas, a raíz de la masacre inicial, se realizó un paro de cinco días y estuvo a punto de dejar sin combustible a todo el país por la parálisis en la refinería.
Las promesas oficiales del avance en las negociaciones para la liberación de los secuestrados lograron calmar los ánimos. El pasado viernes, los paramilitares pidieron fotos de sus víctimas, como un paso previo para enviar pruebas de supervivencia, en lo que ahora se revela como un negro sarcasmo.
Noticia macabra
Madres, hijos, padres y hermanos -que llevaban días cargando carteles con las fotos de sus seres queridos- cumplieron. Pero ayer, en lugar de las noticias de esperanza recibieron la noticia macabra.Lo que piden ahora es que les devuelvan los cadáveres para darles sepultura. La mayoría de las víctimas eran jóvenes menores de 25 años, aunque también figura Libardo Gómez, un hombre que había pasado de los 75 años de edad. Según las mismas autoridades locales, muchos de los asesinados participaban en organizaciones cívicas y deportivas, y algunos estaban vinculados a un programa de paz que pretendía erradicar la violencia.
En las barriadas atacadas por los paras hay fuerte influencia de las milicias guerrilleras y están en gran parte habitadas por los miles de desplazados que ha dejado más de diez años de limpieza comunista en el Magdalena Medio. «La presencia del Estado allí sólo se nota con la presencia del aparato militar», contó el secretario de Gobierno municipal.
El presidente Samper, después de «lamentar» la nueva masacre, anunció una investigación exhaustiva y anunció también que existen «buenas pistas» para dar con los culpables. El ministro de Defensa anunció el envio de más tropas a Barrancabermeja.
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