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El Gobierno defiende en solitario el acuerdo sobre inversiones en Cuba

El acuerdo firmado por la Unión Europea y el Gobierno de Estados Unidos sobre leyes extraterritoriales y otras sanciones a Cuba, Irán y Libia desencadenó ayer en el Congreso de los Diputados una batalla dialéctica entre el Gobierno y la oposición, en la Comisión Mixta para la UE, que puede escalar en los próximos días y llegar al pleno de la Cámara.

El ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, discrepó agriamente con los portavoces de CiU y PSOE sobre la interpretación y el alcance del acuerdo, que según la mayoría de los grupos supone un cambio en la postura de España y Europa respecto a Cuba al asumir las tesis del Departamento de Estado de EE UU y el, espíritu de la ley Helms-Burton, que quiere reforzar el embargo económico a la isla. Matutes, que perdió ayer por momentos su habitual calma parlamentaria, hubo de ser asistido, dialécticamente, por el portavoz del PP en la comisión, Guillermo Martínez Casañ, que, huérfano de argumentos, intentó descalificar a los porta voces de la oposición y, concretamente, al diputado de CiU Ignasi Guardans, que había hecho un minucioso y demoledor análisis del contenido del acuerdo.

La habitual alianza entre nacionalistas catalanes y el Gobierno conservador quedó aún más en precario al apoyar el porta voz socialista, Antonio Costa, todos los argumentos del diputado catalán y solicitar, sin éxito, del presidente de la comisión, José Ramón Pascual, del PP, amparo ante las insidias personales que lanzaba el portavoz del Grupo Popular a los otros oradores.

Cuba, otra vez

Lo más debatido del acuerdo, que cierra temporalmente el contencioso entre la UE y EE UU sobre leyes extraterritoriales que amenazaban con abrir un conflicto en la Organización Mundial de Comercio (OMC), fueron los aspectos relativos a Cuba, ya que los portavoces de la oposición reconocieron que Estados Unidos había hecho concesiones a la UE en los aspectos que afectaban a las inversiones petrolíferas europeas en Libia e Irán.

Matutes, que dijo haber recibido al menos tres llamadas telefónicas de la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albrigth, durante el fin de semana que se negoció el acuerdo en Londres, trazó su línea de defensa tras el argumento de que el acuerdo no era "jurídicamente vinculante". Con tono irritado, el ministro llegó a decir que si no hubiera visto "tan serios a los portavoces" de la oposición, pensaría que asistía a "una sesión de broma".

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En línea con el tono del portavoz popular, que bromeó con la condición de profesor sin cátedra del portavoz de CiU, Matutes bordeó la falta de respeto al Parlamento al cuestionar cómo se atrevían los diputados de la oposición a descalificar el trabajo de los "quince ministros de Exteriores y sus ayudantes" que aprobaron la pasada semana el acuerdo en Bruselas.

El portavoz del grupo catalán había calificado el acuerdo como "una decisión gravísima que afecta a la política exterior española respecto a Cuba", negociado y aprobado a espaldas de la opinión pública europea. Guardans señaló que con este acuerdo Estados Unidos había conseguido que "invertir en un hotel en Cuba sea más arriesgado que invertir en un hotel en Ruanda", argumento hotelero que tampoco hizo mella en el ministro Matutes.

El ministro reiteró que Europa se ha reservado, en cualquier caso, la interpretación de la aplicación del pacto, que, por otra parte, ya ha sido rechazo por los líderes del Congreso de EE UU, que debe aprobarlo.

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