Vuelven los flamencos
La Capella Currende pasea por el mundo el título de Embajador Cultural de Flandes. El concierto podía entenderse, así, como una vuelta al pasado, a los tiempos en que era habitual un trasiego constante de músicos llegados a la corte de Felipe II procedentes de los Países Bajos para integrar su capilla flamenca. Varias obras de uno de ellos, Philippe Rogier, la Missa Philippus Secundus Rex Hispaniae y cuatro motetes, ocuparon de manera monográfica la primera parte del programa. Hacer música en la basílica de El Escorial no es una empresa fácil: unos tiempos de reverberación inacabables crean una acústica ingrata.Interpretada en ese lugar, la misa de Rogier ve reforzado su carácter emblemático, similar al que ostenta la Missa Philippus Rex Hispaniae de Bartolomé de Escobedo. No parece necesario, sin embargo, reiterar el cantus firmus una y otra vez desde lo alto del altar antes de cada una de las secciones del ordinario o confiarlo a cuatro cantantes situados en los dos púlpitos en el curso de la Misa: que el lema regio impregne y sustente la totalidad de la obra no tiene por qué traducirse en una manifiesta preeminencia de esa voz.
Capella, Consort y Concert Currende
Director: Erik van Nevel. Obras de Rogier, Manchicourt, Victoria, Guerrero y Romero. Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, 2 de junio.
Cuando los cantantes se situaron en círculo en torno al director para interpretar a capella un motete de Pierre de Manchicourt (como Rogier, también maestro de la Capilla Real de Felipe II) los resultados mejoraron ostensiblemente, al igual que en Caligaverunt de Rogier o Hei mihi, Domine de Guerrero. Aquí se alcanzó, quizá, el máximo grado de excelencia del grupo y la mayor sintonía de Van Nevel con una música que, cuando la polifonía era más densa y compleja, se movía a trompicones, privada de su condición natural de río que avanza apacible pero resueltamente hacia la mar. En suma: mejor el modélico planteamiento del repertorio que una interpretación desigual y en lucha permanente contra los elementos. ¿Para cuándo una embajada recíproca de una remozada «capilla española»?
Babelia
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