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Reportaje:

"Elcano" regresa a La Habana

El buque-escuela de la Armada vuelve a Cuba en el centenario de la derrota de la flota española

No soplaba una brizna de viento cuando ayer, después de 44 años sin tocar tierras cubanas, el Juan Sebastián de Elcano enfiló el canal de la bahía de La Habana a las ocho en punto de la mañana. Un sol empedrado caía sobre el castillo de los Tres Reyes del Morro y la fortaleza de La Cabaña, pero los 30 grados a la sombra y la calma chicha no eran el motivo último del sudor de los oficiales y de la marinería. Entre ellos estaban los tenientes de navío Pascual Cervera Burgos e Ignacio Carvajal Cervera, tataranietos del almirante, y ocho descendientes de los españoles caídos en la batalla naval de Santiago de Cuba.Fue el 3 de julio de 1898, y la fecha, grabada en negro en la memoria militar española, pesaba más en el puente de mando que todo el calor de infierno que en ese momento incendiaba el trópico de Cáncer. Cien años después del hundimiento de la escuadra, el buque-escuela de la Armada Española saludó, antes de entrar a puerto, con 21 salvas de artillería. Desde La Cabaña, una compañía cubana respondió con otros tantos cañonazos, que levantaron de sus asientos en el muro del malecón a una porción de mulatas y curiosos que contemplaban la entrada del barco.

La ferrolana Natalia Pubul, esposa del capitán de intendencia Juan Moreno, era una de las que contemplaban la maniobra desde tierra firme. «¿Salen muy fogosos los chicos?», preguntó alguien. «Salen fogosos y estupendos», contestó. Había llegado a Cuba el sábado pasado en avión con la esposa y la novia de otros dos oficiales.

La escala cubana del Elcano no estaba prevista. «Yo sí tenía el presentimiento al salir de Cádiz, el pasado 10 de enero, de que íbamos a venir a La Habana», dijo, momentos después de atracar, el capitán de navío y comandante del crucero de instrucción, Teodoro de Leste Contreras. De Leste, que fue ayudante durante varios años de don Juan de Borbón, afirmó que la noticia del cambio de rumbo se la dio el rey Juan Carlos en persona el 11 de mayo, cuando salían de Cartagena de Indias con destino a La Guaira. «La ilusión del padre del Rey siempre fue venir a Cuba, y precisamente venir en el 98, pero en el 93 Dios se lo llevó».

Aquel día, el comandante De Leste convocó en cubierta a la dotación: 279 marineros, entre oficiales, guardias marinas y tripulación. «Estaban un poco nerviosos, porque no sabían qué pasaba. Cuando les anuncié que íbamos para La Habana, los gritos y los aullidos debieron escucharse hasta en Madrid». Ese sentimiento de alegría y emoción se vivió nuevamente el martes en el muelle de San Francisco de La Habana, rehabilitado recientemente con capital italiano. Desde la misma cubierta, el cabo primero Bernardo León, un gaditano de 22 años, llamó a una familiar lejana, llamada Pura, a su casa de La Habana desde un teléfono móvil prestado. «Es increíble, pero cuando veníamos para acá supimos que muchos de los marineros tenían familia en Cuba», comentó el segundo oficial de a bordo, Manuel Rebollo García.

El teniente de navío Ignacio Carvajal Cervera recordaba cómo los descendientes del almirante, 20 de ellos miembros en activo de la Marina, solían hablar de Cuba en sus reuniones familiares. «Cuando les dije que entraríamos en La Habana daban saltos de alegría». Pascual Cervera contó cómo en 1984, viajando como guardia marina hacia Nueva York en este mismo buque, pasaron cerca de la costa y vieron reflejado en el mar el resplandor de La Habana. «Yo me preguntaba cuándo por fin podríamos atracar en este puerto», dijo con la voz entrecortada.

El Juan Sebastián de Elcano no tocaba tierras de la Isla Grande desde 1954, aunque lo hizo durante su primer crucero, en 1929, cuando el buque dio la vuelta al mundo por primera vez. Después volvió en 1930 -en aquella ocasión visitó también Santiago de Cuba-, en 1932, y la cuarta y última vez, en 1954. Pero esta vez el simbolismo de la visita era muy especial. Ayer, De Leste puso una ofrenda floral en el mausoleo del general mambí Antonio Maceo, y hoy, cuando falta un mes para que se cumpla el centenario del hundimiento de la escuadra del almirante Cervera en Santiago, oficiales cubanos y españoles realizarán un intercambio de ofrendas en el cementerio Colón por los caídos en ambos bandos.

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