Medicina defensiva
«Las reclamaciones son un control de calidad que te permite saber donde se encuentran los riesgos por los que luego podríamos tener que pagar», opina el subdirector de la Inspección del Insalud, Ángel Guirao. El procedimiento al que se someten las reclamaciones, que pueden presentarse en cualquier dependencia sanitaria, es el siguiente: primero, los médicos que han intervenido en el asunto realizan un informe que se envía al gerente del centro y a la dirección de personal; segundo, un inspector médico, nombrado por la dirección, acude al lugar de los hechos para recoger información, preguntar a otros especialistas y elaborar otro informe; tercero, la compañía aseguradora del Insalud emite un documento que recoge su versión.Los tres informes acaban en la comisión de seguimiento de la que forman parte el Insalud, su compañía aseguradora y la inspección médica. Llegados a este punto -que suele tardar tres meses, según el Insalud- el Ministerio de Sanidad puede rechazar la reclamación o llegar a un pacto con el demandante. Si no se llega a un acuerdo, el paciente puede emprender el camino judicial. Los abogados recomiendan que, en ese caso, acuda a la vía civil, en lugar de la penal. «Es más práctica porque se resuelve con más rapidez y la sanción es económica», opina el abogado Gonzalo Múzquiz.
Por otra parte, los pacientes que acuden al Sistema Nacional de Salud (SNS) tienen que firmar cada vez más papeles en los que asumen el riesgo que implica un diagnóstico (como para las pruebas radiológicas) o una operación (sobre todo, para las de hernia inguinal y vesícula). Son los llamados documentos de consentimiento, inspirados en la tradición anglosajona, en la que una mala práctica puede dar lugar a reclamaciones astronómicas contra el médico.
Para el abogado Gonzalo Múzquiz, estos documentos son «una manera de prevenirse los facultativos contra la responsabilidad que les puedan pedir por los riesgos inherentes a la práctica médica». A esto se le denomina «medicina defensiva».
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