Científicos catalanes inhiben tumores en una prueba con ratones
La PCI, una pequeña proteína de tipo globular que se halla en pequeñas proporciones en la patata y otros tubérculos, podría ser eficaz para frenar el crecimiento de diferentes tipos de cánceres humanos. Así se pone de manifiesto en un artículo firmado por investigadores del Instituto de Biología Fundamental de la Universidad Autónoma de Barcelona y del Grupo de Bioquímica del Cáncer de la Universidad de Girona que se publica en el número de mayo del Journal of Biological Chemistry, una de las publicaciones más prestigiosas en este campo. El artículo detalla cómo el empleo de la PCI aumenta la supervivencia de diferentes líneas de ratones afectados por tumores humanos y cómo es igualmente efectiva en cultivos celulares.Pese al éxito de las investigaciones llevadas a cabo, Xavier Avilés, investigador de la UAB y uno de los firmantes del artículo, prefiere mostrarse cauto. Los resultados obtenidos, afirmó ayer en conversación telefónica, están lejos de convertirse en un fármaco de inmediata aplicación. «Muchas moléculas han demostrado su eficacia en cultivos celulares o en ratones pero han fracaso en ensayos humanos», afirmó.
El hallazgo de los efectos antitumorales de la PCI en modelos experimentales ha sido posible, explicó, gracias al uso de técnicas informáticas que permitieron analizar las similitudes estructurales entre esta proteína, cuya misión es repeler el ataque de determinados insectos, con una molécula presente en un buen número de tumores, la EGF (Epidermic Growth Factor). La EGF interviene de forma decisiva en el proceso de proliferación celular y crecimiento tumoral.
Cascada de reacciones
Cuando la EGF se une al receptor de membrana de una célula, desencadena una cascada de reacciones bioquímicas que determinan el inicio de procesos de proliferación celular y cambios metabólicos. La PCI se une a los mismos receptores provocando que, cuando penetran en la célula, sean degradados. «La PCI», aclara Avilés, «no provoca la destrucción del factor de crecimiento tumoral sino de los receptores que precisa para activarse en el interior de la célula». El resultado final, concluye, es que las células «pierden sensibilidad» frente a este tipo de factores de crecimiento.La experimentación con cultivos celulares se ha realizado en la Universidad de Girona, mientras que los experimentos con modelos animales se han desarrollado en el MD Anderson Cancer Center de Houston (EE UU), uno de los centros de referencia mundial en investigación oncológica. Para ello se han usado animales con el sistema inmunológico deprimido y diferentes líneas de ratones transgénicos que desarrollaron cánceres humanos de origen epitelial. La UAB, por su parte, ha intervenido en el proceso de síntesis, purificación y mejora de las propiedades de la PCI. El uso de la PCI como agente antitumoral ha sido patentado por la UAB.
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